Desde hace 60 años controla los resortes de la política y la economía; es el verdadero eje del poder. Es posible que caiga Hosni Mubarak. Pero las fuerzas armadas difícilmente permitirán que la salida del presidente arrastre al régimen político-militar instaurado hace seis décadas por Gamal Abdel Nasser. Desde el golpe nacionalista de 1952 que derrocó al rey Faruk, los militares son el verdadero eje de poder en Egipto. Ahora, una vez más, serán el factor que determinará el desenlace de la crisis que enfrenta Mubarak.
Las fuerzas armadas son un caso casi único en la historia moderna de Medio Oriente. Desde que llegaron al poder nunca permitieron que los civiles les arrebataran el control de los resortes decisivos de la política y la economía. Los cuatro presidentes que tuvo Egipto en estos 59 años fueron militares (Mohammed Naguib, Nasser, Anwar el-Sadat y Mubarak).
Como una dinastía que se perpetúa en el mando, la actual elite castrense es la heredera (ideológica) del Movimiento de Oficiales Libres, creado por Nasser con jóvenes menores de 35 años, casi todos surgidos de hogares campesinos o de clase media. Aun en la actualidad, la carrera militar representa casi el único ascensor de promoción social.
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