La antigua bandera tricolor del reino de Libia -roja, verde y negra- ondea sobre la ciudad de Zauiya, controlada ya por las tropas rebeldes, una mezcla de comités ciudadanos y de militares contrarios al régimen de Gadafi. Las batallas de los últimos días se han decantado finalmente del lado de los opositores y ni la artillería pesada, ni las incursiones esporádicas de los mercenarios africanos pagados por el dictador han logrado someter a los ciudadanos.
La antigua bandera tricolor del reino de Libia -roja, verde y negra- ondea sobre la ciudad de Zauiya, controlada ya por las tropas rebeldes , una mezcla de comités ciudadanos y de militares contrarios al régimen de Gadafi. Las batallas de los últimos días se han decantado finalmente del lado de los opositores y ni la artillería pesada, ni las incursiones esporádicas de los mercenarios africanos pagados por el dictador han logrado someter a los ciudadanos. Su resistencia a esos ataques les ha dado ventaja en su afán por acercarse a las puertas de Trípoli . Los rebeldes ya están a las puertas de la capital y último bastión del régimen que ha dominado el país magrebí durante los últimos 42 años.
La localidad de la costa oeste de Libia, a 50 kilómetros de la capital, se convierte desde ahora en un punto estratégico para derrocar al dictador. No solo por poseer refinerías de petróleo y un puerto, sino por sus éxitos a la hora de repeler con escopetas los embates de las fuerzas leales a Gadafi. Los testimonios que venían de la ciudad, de 200.000 habitantes, hablaban de los castigos del régimen por haberse rebelado . La sangre corrió por las calles el miércoles y el jueves, pero los ciudadanos, apoyados por los soldados, resistieron la munición del calibre 14,5 disparada desde ametralladoras antiaéreas, según la información obtenida esta semana por este periódico.
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