miércoles, marzo 23, 2011

El fantasma de una ofensiva demasiado larga

Aunque la coalición de fuerzas extranjeras que atacó Libia tenga la esperanza de que la embestida por aire alcance para derrocar a Muammar Khadafy y allanar el camino hacia la democracia, la historia reciente sugiere que podría haberse embarcado en un complejo compromiso a largo plazo.

Los ataques aéreos destinados a frenar la violencia étnica en Bosnia y en Kosovo tuvieron un efecto muy limitado, hasta que se amenazó con una invasión por tierra o por lo menos el despliegue de fuerzas de paz armadas hasta los dientes.

En Afganistán, una campaña aérea con el apoyo de fuerzas especiales fue suficiente para sacar a los talibanes del poder después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, pero esa guerra todavía está lejos de haber terminado, después de una década de lucha constante contra la insurgencia por parte de miles de soldados de la OTAN.

En Irak, más de una década de sanciones, zonas de exclusión aérea y sistemáticos ataques aéreos que siguieron al fin de la guerra de 1991 sirvieron para que las regiones kurdas no cayeran en manos de Saddam Hussein, pero más allá de eso, no lograron sacarlo del poder.

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