El litoral nororiental de Estados Unidos, incluyendo su capital Washington y el centro financiero Nueva York, se preparaban para los posibles efectos del huracán Irene que llegaría a la costa estadounidense este fin de semana.
Desde Carolina del Norte y Sur hasta Cabo Cod, más de 50 millones de personas se encontraban en el probable camino de Irene. Estados, ciudades, puertos, industrias, refinerías de crudo y plantas nucleares se preparaban para activar planes de emergencia, mientras los residentes se aprovisionan de alimentos y agua y aseguran sus casas, automóviles y botes.
Irene, un huracán categoría 3, azotó las Bahamas -islas situadas al sureste de Florida y está previsto que toque tierra el sábado en Carolina del Norte, antes de avanzar hacia el resto del litoral atlántico de Estados Unidos.
"Todas las grandes áreas metropolitanas del noreste sufrirán el impacto debido a la cercana trayectoria de Irene", dijo el director del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos, Bill Read, a Reuters Insider. "Al ser un gran huracán, los vientos con fuerza de tormenta tropical se extenderán mucho tierra adentro", agregó.
Read pronosticó que luego de azotar la costa de Carolina del Norte como un gran huracán en la escala de Saffir Simpson, Irene continuará avanzando el domingo, como una menos intensa pero aún peligrosa tormenta categoría 2, hacia la región costera de Delaware, Maryland y Virginia y luego hacia Nueva York el lunes.
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