La contundencia del triunfo del oficialismo se comenzó a dibujar el 14 de agosto pasado, cuando Fernández arrasó con el 50 por ciento de los votos en las elecciones primarias de candidatos presidenciales.
Desde ese día, la mandataria argentina ha continuado con una posición conciliadora y una campaña basada en actos de gobierno y discursos en los que demuestra confianza en la estabilidad económica del país pese a la crisis financiera internacional.
A diferencia de las campañas electorales argentinas desde la recuperación de la democracia, en 1983, por primera vez no se prevé un clima de incertidumbre política debido a la primacía del oficialismo.
Por eso en las calles de las principales ciudades apenas hay carteles de los siete candidatos presidenciales, la mayoría de los cuales ya reconoció que sólo buscará sumar el mayor número posible de diputados y senadores en las elecciones del 23 de octubre.
Fuente: Univisión.com
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