La última aparición pública de Cristina Kirchner fue hace diecisiete días, el 28 de diciembre. Se la vio fugazmente hace diez días cuando el 4 de enero llegó al Hospital Austral para ser operada de la tiroides. Desde entonces el Gobierno mantiene el mayor hermetismo sobre la actividad de la Presidenta, de quien se sabe sin embargo que controla todo desde Olivos.
La operación por un supuesto cáncer y la rectificación del diagnóstico inicial parecieron haber incrementado la aversión kirchnerista a comunicar las cosas que están sucediendo, incluso las que pueden ser consideradas positivas.
Los pocos funcionarios que han hablado con la Presidenta dijeron que estaba “muy bien”, “de buen ánimo”, “descansando” . Frases similares fueron pronunciadas ayer por el senador Aníbal Fernández, que la encontró “enchufada” al hablar por teléfono ( ver “Aníbal F...” ), o la ministra Alicia Kirchner.
“Está muy bien y muy agradecida por las muestras de afecto y cariño del pueblo argentino”, fue todo lo que dijo la cuñada de la Presidenta, que tiene acceso privilegiado a la intimidad de Olivos. Sin dejar de recordar que hubo un par de mensajes desde la cuenta presidencial en la red social Facebook, indicando que estaba “en franca recuperación”.
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