El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, insistió durante su discurso anual ante el Congreso que los ricos paguen lo que les corresponde en impuestos. Su crítica se produjo el mismo día en que se supo que el precandidato republicano a la presidencia, Mitt Romney, paga proporcionalmente mucho menos que la mayoría de estadounidenses. Pagó más de US$6 millones durante dos años, a una tasa de poco menos de 14%. El ciudadano estadounidense promedio paga alrededor de 11%, pero la tasa máxima es 35%.
La gente seguro verá los hechos según su línea partidista, por lo menos al principio.
Pero pone de relieve una percepción dañina que podría perjudicar a Romney en una elección presidencial si quiere ser el candidato republicano.
Retorno a la política tributaria
Primero que nada, la buena noticia para Romney: está absolutamente limpio. No se sugiere nada dudoso. Como él señala, nadie paga más impuestos de lo que debe.Obama ha hecho suyo ese ejemplo, incluso bautizando su propuesta con el nombre de Buffet.
El tema juega un papel en el debate nacional sobre riqueza y justicia que podría ser crítico para la reelección o derrota de Obama. El presidente hizo de la idea de una sociedad más justa una pieza central de su discurso sobre el Estado de la Unión, donde los ricos hagan más para ayudar a la clase media. "Es hora de aplicar las mismas reglas a los de arriba que a los de abajo: ni planes de rescate, ni dádivas, ni escapatorias. Un Estados Unidos que vaya a durar insiste en que cada uno asuma sus responsabilidades", destacó el presidente estadounidense.
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