¿Quién podría resistirse al atractivo de una financiación casi gratuita? Sin duda, no los bancos europeos. La segunda operación de refinanciación a largo plazo (LTRO, en sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo captó incluso más demanda que la primera.
Un total de ochocientas entidades solicitaron 529.000 millones de euros en préstamos a tres años frente a los 523 bancos que demandaron 489.000 millones de euros en préstamos en la primera subasta.
Si descontamos la refinanciación de las actuales facilidades del BCE, la cantidad de nuevos fondos netos inyectados al sistema financiero europeo ascendería a 313.000 millones de euros, frente a los 200.000 millones de euros de diciembre, una cantidad acorde con las expectativas.
La ampliación de la LTRO debería favorecer a los mercados, al menos a corto plazo. El extenso número de bancos que han participado en la operación acaba con las dudas sobre la posible estigmatización de las facilidades del BCE.
La relajación de las condiciones de los préstamos colaterales habrá ayudado a muchos bancos sin acceso a los mercados privados a sustituir la financiación próxima al vencimiento. Los bancos más pequeños, en concreto, podrían beneficiarse de estos créditos baratos para financiar los carry trades, multiplicando sus beneficios a corto plazo y dando un espaldarazo a los mercados de deuda pública. Es probable que otros bancos hayan utilizado la LTRO para financiar su exposición internacional, que forma parte de su estrategia frente a una posible desintegración de la eurozona. Sin embargo, la LTRO no es una panacea a los problemas económicos de la eurozona.
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