lunes, junio 25, 2012

Los Hermanos Musulmanes o el triunfo de la paciencia

 

Los Hermanos Musulmanes lograron ayer un hito impensable hace tan solo dieciséis meses. La llegada de uno de sus peones a una presidencia limitada por la Junta Militar es una victoria simbólica pero confirma el ascenso meteórico de la mayor organización islamista del mundo árabe.


Si su creador, el maestro Hassan al Banna, levantara la cabeza no tendría más remedio que esbozar una mueca de satisfacción. "No sonrías demasiado sin razón", aconsejó Al Banna a los seguidores de la cofradía. Hoy el grupo no es solo una vía de difusión del islam sino también un poderoso movimiento político con presencia e influencia en la mayoría de los países de la región. Siria, Libia, Jordania, Yemen o los Territorios Palestinos tienen organizaciones hermanas.

Los inicios

Su poderosa maquinaria nació en Ismalia, a unos 120 kilómetros de El Cairo. Al Banna decidió en 1928 establecer una asociación que islamizara un pueblo que vivía todavía los estragos de la influencia colonial británica. Frente a la "corrupción" de las costumbres occidentales, la agrupación defendía extender las leyes y principios del Corán y la sunna (dichos del profeta Mahoma) a todas las esferas de la vida de un modo pacífico.

Tras el asesinato de su fundador en 1949, la Hermandad fue legalizada dos años más tarde y con una militancia que había crecido rápidamente dio legitimidad al golpe de Estado del movimiento de los Oficiales Libres que en 1952 derrocaría la monarquía. La luna de miel duró poco y Gamal Abdel Nasser condenó al grupo en 1954 a una clandestinidad que han mantenido hasta la actualidad.




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