La proclamación del islamista Mohamed Morsi, candidato de los Hermanos Musulmanes, como nuevo presidente de Egipto, el primero elegido libremente y el primer civil que ejercerá el cargo, fue definida por la Casa Blanca este domingo como "un hito" en la transición hacia la democracia que empezó con el derrocamiento de Hosni Mubarak, en febrero de 2011.
Horas después, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le telefoneó y también a su rival, el derrotado Ahmed Shafiq. El Gobierno del vecino Israel, que "saludó el proceso democrático", fue uno de los primeros en difundir su reacción. "El presidente ha subrayado que Estados Unidos seguirá respaldando la transición a la democracia y seguirá al lado del pueblo mientras cumplan las promesas de su revolución", dijo la Casa Blanca en referencia a la conversación con Morsi, que por cierto vivió en California unos años, donde estudió un doctorado antes de impartir clases.
Obama pidió a Shafiq, el candidato preferido de los militares y finalmente derrotado, que contribuya a la unidad del pueblo egipcio. Aunque votó la mitad del censo, el voto quedó repartido en dos mitades prácticamente iguales: casi un 52% para Morsi, algo más de un 48% para Shafiq. Obama enfatizó en su conversación con el expiloto de la fuerza aérea "su interés por trabajar con el nuevo presidente y todos los grupos [políticos] para avanzar en los intereses compartidos entre Egipto y Estados Unidos".
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