Fue en septiembre de 2010 cuando Irlanda se enfrentó por última vez al mercado. Su prima de riesgo ya estaba incendiada por el efecto del rescate bancario en las cuentas públicas y a partir de ahí se disparó tanto que cualquier intento de financiarse por sus propios medios se convirtió en imposible.
El país tuvo que admitir la ayuda Europea. Capituló y aceptó el rescate. Inició un programa de ajustes para volver a la ortodoxia fiscal tras un salvamento a la banca que supuso el 40% de su PIB, aunque se negó a cruzar determinadas líneas rojas, como subir su impuesto de sociedades. A pesar de que algunos desequilibrios se mantienen y su futuro sigue siendo incierto (incluso se ha hablado de la necesidad de un segundo rescate), sus previsiones de crecimiento están entre las mejores de los países del euro, su prima de riesgo ha caído drásticamente desde el máximo de 1.250 puntos del pasado verano y las nubes empiezan a abandonar su horizonte.
El camino hacia la recuperación ha sido tan intenso que el diferencial de la deuda irlandesa a nueve años (la referencia en su caso) con respecto al bono alemán a diez años es menor que el español desde el final de la semana pasada. En estos momentos, la prima de riesgo nacional ronda los 480 puntos, mientras que la irlandesa está en 460. Si España puede financiarse por su cuenta, ¿por qué no Irlanda? Eso es lo que ha debido pensar el país, que acaba de anunciar que volverá a intentarlo por primera vez desde el rescate. Es el primer país de los auxiliados que emprende el camino de regreso al mercado con alguna papeleta para conseguirlo. Grecia y Portugal también han emitido a corto, pero en ningún caso con intención de valerse por sí mismos y con unas primas de riesgo que hacían artificiales sus movimientos.
El caso de Irlanda es distinto. Su objetivo es volver y lo hará con una emisión de letras por 500 millones de euros. "La reanudación de las subastas de letras del Tesoro es el resultado de un intenso compromiso con los inversores tanto domésticos como internacionales en los últimos 18 meses y supone el primer paso en nuestro gradual reingreso en los mercados de capitales", señala el presidente de la Agencia Nacional del Tesoro irlandesa, en una nota.
La cuantía es prudente, al igual que el plazo. No es mucho dinero y se vende a tres meses, el periodo más corto posible. El riesgo se ha reducido al máximo y el dinero no va a solucionar el futuro de la nación, pero es el primer paso y se trata de uno importante. La fecha clave es este jueves.
Irlanda había coqueteado con su regreso al mercado en los últimos meses, pero ha sido la cumbre europea de la semana pasada la que ha dado el impulso definitivo. Cuando todos los ojos estaban puestos en España e Italia, resulta que ha sido la patria de James Joyce la más aliviada. Los términos del acuerdo lo dejan claro: Irlanda se beneficiará de cualquier mejora sobre lo pactado con ella que consigan España o Italia.
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