El Asad se habría escapado a Latakia justo después del atentado que, el miércoles por la mañana, costó la vida, entre otros, a su cuñado, el viceministro de Defensa Asef Shawkat, y al titular de esa cartera, Daud Rajha, y dejó malherido al ministro de Interior y al directo de la Seguridad Nacional.
Desde el domingo por la tarde se combate en varios barrios de la
capital y, pese al empleo de carros y de helicópteros artillados, las
fuerzas leales al régimen no solo no han logrado recuperar los barrios
en manos del ESL sino que van perdiendo terreno. Este jueves por la
mañana los enfrentamientos armados llegaron hasta las inmediaciones del
Consejo de Ministros.
“Huí [el miércoles] con mi familia de Al Midan a Rukn al Deen, un
suburbio más seguro”, explica a través de Skype Amin, ingeniero, cuyo
recorrido pone de relieve la rápida descomposición del régimen. “A lo
largo de varios kilómetros no vi a ningún policía, ninguna autoridad,
ningún soldado”, prosigue. “Es como si el Estado se desvaneciera y no
siempre fuese sustituido por el ESL”, añade.
Desde días antes de que empezara el asalto a Damasco
El Asad y su esposa, Asma, no han sido vistos en público y los medios
de comunicación oficiales no han difundido imágenes o declaraciones
suyas. La huida de El Asad, acompañado probablemente por su familia, a
Latakia tiene lógica. Acosado por el enemigo en la capital ha optado por
refugiarse en el noroeste del país donde los alauíes, la comunidad
confesional a la que pertenece, es más numerosa.
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