viernes, agosto 24, 2012

Armstrong se rinde ante la Agencia Antidopaje

 

En un largo comunicado emitido esta madrugada, Lance Armstrong, el ciclista que marcó una época al ganar siete Tours de Francia seguidos, utilizó términos que no cuadran con su vida de peleón irredento, dentro y fuera de la carretera, términos como “pasar página”, que huelen a rendición, a impotencia. En su comunicado, que dio inicio a un largo día “triste”, según del director de la Agencia Antidopaje de EE UU (USADA), Armstrong anuncia que no habrá batalla jurídica, que no se defenderá de los cargos de dopaje continuado a lo largo de toda su carrera desde que regresó tras vencer al cáncer, en 1998, con que le acusa la USADA. Al renunciar a la vista ante un tribunal arbitral, Armstrong, de facto, acepta la acusación (aunque la niega vehemente en el texto de rendición), lo que significa que acepta también el castigo que conlleva, la suspensión a perpetuidad y la anulación de todos sus resultados logrados desde 1998 hasta 2011, incluidas las perlas de su corona, los siete Tours de Francia (1999-2005), que le convirtieron en un ciclista único, y también en el símbolo de los años más duros en la historia del ciclismo, los años victoriosos de la EPO.

Por el mismo caso, la USADA ya había sancionado a perpetuidad a otras personas a las que acusaba de participar en la trama de dopaje de Armstrong: los médicos Michele Ferrari y Luis García del Moral, y el preparador físico Pepe Martí. Otras dos personas acusadas, el técnico Johan Bruyneel y el médico Pedro Celaya, continúan con su batalla legal. “Y solo cuando todo el caso se haya cerrado haremos público todos los documentos sobre el caso”, dijo a la web Velonation Tygart. Todas las evidencias utilizadas para la acusación, fundamentalmente las acusaciones de otros compañeros en los equipos en los que estuvo y de personal del entorno, han estado cubiertas hasta ahora por la protección del anonimato. En cierta medida, la rendición de Armstrong, el hecho de que ya no haya un procedimiento arbitral, evitará que salgan a la luz muchas acusaciones concretas y los testimonios reales de los testigos de cargo y de defensa.

La renuncia de Armstrong se produce pocos días después de que un tribunal federal de Tejas le cerrara la última puerta para evitar comparecer ante los árbitros de la USADA al rechazar su recurso contra la competencia de una agencia nacional para juzgarle por unas acciones de carácter internacional. Para Armstrong, el organismo que debería haber actuado contra él es la Unión Ciclista Internacional (UCI): el que esta no lo hiciera significaba, según la lógica de Armstrong, que no había motivos para acusarlo de dopaje y de incitación al dopaje, los cargos por los que será castigado, y que la acción de la Usada no era sino una pura caza de brujas, tanto por estar dirigida individualmente contra él como por los métodos utilizados.

La caza, de haber existido, duraba años. En agosto de 2005, pocas semanas después de que desde lo alto de su séptimo podio en los Campos Elíseos, Armstrong, que contaba entonces con 34 años, anunciara su retirada, el diario L’Équipe logró hacerse con el resultado de unos análisis efectuados a posteriori en su orina congelada del Tour del 99, su primera victoria. El resultado era positivo por EPO. Fue la primera información que ligaba a Armstrong, el mito que había derrotado al cáncer y al Tour, con el dopaje. La UCI no vio motivos para sancionarlo, pero el flujo de la investigación en los asuntos oscuros de Armstrong, no cesó de aumentar. Hace unos meses, después de que la fiscalía de California archivara una primera investigación penal contra Armstrong en febrero pasado, la USADA asumió la investigación administrativa.

Mientras que sí que contó con el apoyo pleno de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que periódicamente recuerda que la USADA tiene jurisdicción plena para perseguir el caso, la agencia norteamericana prefirió no solicitar el apoyo de la UCI, organismo del que desconfía. La razón principal, aparte del archivo del caso de la orina congelada, está contenida en el email con el que Floyd Landis (excompañero de Armstrong, ciclista desposeído por dopaje del Tour de 2006) reactivó en la primavera de 2010 la caza a Armstrong, quien había regresado al ciclismo un año antes (tercero en el Tour, su octavo podio). En aquella carta, Landis, aparte de ofrecer detalladas informaciones sobre el dopaje en el equipo, también revelaba que la UCI había pasado por alto un positivo por EPO de Armstrong en el Tour de Suiza de 2001. Landis recordaba cómo se lo contó Armstrong un día de confidencias. Aun negando los hechos, la UCI reconoció, por su parte, que había aceptado una contribución de varios miles de euros por parte de Armstrong para la lucha contra el dopaje, con lo que se habían comprado una máquina Sysmex para analizar sangre.

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