jueves, agosto 30, 2012

Ryan apela al instinto de los republicanos y Rice les recuerda sus ideales


Foto: Afp
Paul Ryan electrizó anoche a los delegados republicanos disparando contra el presidente Obama y presentando a Mitt Romney como el hombre mejor preparado para reactivar la economía y reducir las dimensiones del Estado. "Antes de que las matemáticas y la inercia nos abrumen, vamos a resolver los problemas económicos de esta nación", dijo Ryan. "No tenemos mucho tiempo. Pero si somos serios e inteligentes y ejercemos nuestro liderazgo podemos hacerlo".
Ayer era la jornada del aspirante a la vicepresidencia y los republicanos explotaron al máximo su imagen para reducir la desconfianza que Romney todavía suscita entre los delegados más conservadores, que nunca lo percibieron como su favorito y quesólo ahora lo empiezan a apoyar como el antídoto contra un segundo triunfo de Obama en las elecciones de noviembre.
Ryan presentó al candidato como un empresario avezado. Recordó que había salvado decenas de empresas de la quiebra y mencionó su gestión olímpica en Salt Lake City como la prueba de que es un líder eficaz.
"Su vida entera lo ha preparado para este momento", dijo Ryan, "para afrontar desafíos serios de una forma seria sin excusas ni palabras vacías. Después de cuatro años de marear la perdiz, ha llegado la hora de darle la vuelta a la situación y el hombre perfecto para eso es Mitt Romney".
Ryan se presentó como un político decidido a afrontar decisiones impopulares y retrató los recortes que propone como un deber necesario para las nuevas generaciones.
"Acepto la llamada para dar a nuestros hijos la América que se nos ha dado, con oportunidades para los jóvenes y seguridad para los ancianos", recordó en una frase diseñada para desmentir a quienes le acusan de querer desmantelar el Estado del Bienestar.
El congresista prometió que Romney crearía 12 millones de empleos durante su primer mandato y presentó los comicios de noviembre como una elección entre dos modelos opuestos de liderazgo y de nación: "Nosotros no esquivaremos los problemas difíciles, lideraremos. No nos pasaremos cuatro años echando la culpa a los demás, seremos responsables de nuestras decisiones. No intentaremos reemplazar nuestros principios, los aplicaremos. El trabajo que afrontamos será duro. Pero juntos podemos hacerlo".
No todos sus colegas en el Capitolio comparten las ideas de Ryan. Pero sus adversarios suelen presentarlo como una persona afable, trabajadora y con cierto sentido del humor. Un perfil que concuerda con sus lágrimas al mencionar el ejemplo de su madre y por sus bromas sobre la música del iPod de Romney, que definió despectivamente como música de ascensor.
Al igual que suele hacer en los mítines, Ryan mencionó el endeudamiento de los países europeos. Pero esta vez lo hizo de pasada porque se trataba de apuntar contra el estilo de liderazgo del presidente, que Ryan comparó constantemente con el de su compañero de cartel. "Esta historia que Obama cuenta de que la culpa es de su predecesor se está haciendo vieja. El tipo asumió el cargo hace casi cuatro años. ¿No es hora de que asuma su responsabilidad? Sin un cambio de liderazgo, ¿por qué serían los próximos cuatro años distintos de estos últimos?".
En ningún lugar del auditorio se siguió el discurso de Ryan con tanta excitación como entre los delegados de su estado natal. Algunos lucían caretas con su rostro y otros tricornios con forma de queso o pancartas con su nombre de pila escrito a mano que exhibían en cada ovación.
Al delegado afroamericano Gerard Randall le gustó el discurso de su paisano porque atinó al señalar los problemas que afrontan los estadounidenses y recordó que Wisconsin siempre ha sido un laboratorio de ideas que después se han aplicado en todo el país. "Somos pioneros en la reforma de la Sanidad y de otros programas sociales», explicó a este diario al final del discurso, «estoy seguro de que Ryan es el heredero de esa tradición".
Menos articulada fue Barbara Fingen, una mujer en paro con dos trenzas muy largas que reside en el norte de Wisconsin y quiere pensar que la economía mejorará. "Yo no estoy con Paul porque sea de mi estado", explica sonriente, "estoy con él porque transmite un mensaje optimista y nos hace falta".

Rendidos a dos mujeres

Antes de Paul Ryan, los delegados se rindieron a dos mujeres con mucho carácter: la gobernadora Susana Martínez (Nuevo México) y la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice. La primera levantó al público con sus salerosas frases en español y con el relato de su conversión al credo republicano. Pero fue la segunda la que se erigió en la estrella inesperada de la noche con un discurso que no sólo giró en torno a la política exterior.
El nombre de Rice había sonado como posible aspirante a la vicepresidencia. Un extremo que ella misma desmintió pero que muchos percibieron anoche como factible a la luz de un discurso construido en torno a unos principios sólidos y trufado de algunas notas de emoción. Como cuando relató su experiencia durante las horas más inciertas del 11S o cuando recordó su infancia en una ciudad donde sus padres no la podían llevar al cine por la segregación racial.
A la delegada Jil Tracy (Illinois) se le saltaron las lágrimas al escucharla y algunos expertos advirtieron que quizá 'Condi' estaba sembrando la semilla de una futura carrera hacia la Casa Blanca. Quizá sólo se estaba desquitando después unos años de ausencia propiciada quizá por la deriva radical de un partido en el que no se reconocía una mujer cuya divisa suele ser el sentido común.
"La esencia de América no es la raza, la nacionalidad o la religión. Es una idea y esa idea es que uno puede tener unos orígenes humildes y hacer cosas importantes. No importa de dónde vienes sino donde vas", proclamó Rice.
Al contrario que todos sus colegas, pronunció su discurso sin la ayuda del teleprompter. Pero eso no evitó que su discurso fuera uno de los más aplaudidos de la jornada. Especialmente cuando recordó la importancia de mantener los ideales que hicieron grande a su país. "No hay una nación, ni siquiera China", dijo Rice, "que pueda hacernos más daño que nosotros mismos si no logramos llevar a cabo las tareas que nos aguardan aquí en casa".

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