La ex ministra de Economía, Felisa Miceli, afirmó que la condena a
cuatro años de prisión por “encubrimiento agravado” le fue impuesta
porque no tenía detrás de ella una “estructura de poder” . Por lo
tanto, si la hubiera tenido, Miceli disfrutaría del mismo status que
otros funcionarios del gobierno kirchnerista que siguen libres y sin
condenas a pesar de los juicios abiertos por corrupción.
Si se quiere, Miceli intentó así presentarse como una víctima de una confabulación
que, por su dichos implícitos, tiene sus raíces en el kirchnerismo. La
“cama” que dice haber sufrido no conmovió a los jueces, que la
condenaron.
“Encubrimiento agravado” significa en términos jurídicos haber ocultado dinero proveniente de un delito
. Pero ¿cuál fue ese delito? Seguramente cuando se difundan los
fundamentos del fallo habrá más luz para saber más sobre los cuatro años
de cárcel a la primera funcionaria kirchnerista de alto nivel.
La recriminación de Miceli es también la constatación de que el poder se desentendió de su suerte
hace ya bastante tiempo. Por eso, la ex ministra apunta a otros
“ministros” que estarían protegidos por una estructura que ella, según
confesó, no tiene.
O consiga una “estructura de poder” que la proteja .
Pero
la ex ministra de Kirchner también se refirió a los crímenes de lesa
humanidad, que se investigan en varios tribunales. Dijo que la Justicia
tiene deudas con su generación.
Miceli fue juzgada por sospechas de corrupción, no por su militancia política del presente o de su pasado
. Su alusión viene a introducir una cuestión que nada tiene que ver con
el hallazgo en su despacho de un paquete de dinero o un puñado de
dólares. Apunta a sembrar ciertas dudas sobre la Justicia , precisamente porque no la absolvió.
El caso de la bolsa en el baño de Miceli fue revelado por Jorge Lanata en el periódico Perfil . Ahora llegó la condena. El periodismo cumple un papel central en las sociedades democráticas. Este es un buen ejemplo.
Fuente. DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRES
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