Antes del 16 de abril, cuando se cumpla un año desde que el Gobierno confiscó YPF , podría haber novedades respecto de la negociación que llevan adelante la Casa Rosada y algunos de los accionistas de la petrolera española.
Ayer fue un día de versiones encontradas respecto del estado de las conversaciones. En la Argentina, fuentes muy cercanas a la conducción de YPF dijeron a LA NACION que el acuerdo sería inminente. Precisaron que el convenio implicaría un pago del gobierno argentino por alrededor de 6000 millones de dólares y el compromiso de la petrolera española de invertirlos en el país, más precisamente, en el yacimiento de Vaca Muerta , donde se podría extraer gas y petróleo con métodos no convencionales. Según las fuentes, hoy el CEO de YPF, Miguel Galuccio, enviaría un emisario a Madrid para seguir de cerca el posible acuerdo.
Sin embargo, ayer mismo, desde Madrid, en Repsol volvieron a negar que haya una negociación en marcha. "No hay nada. ¿Ustedes se imaginan volviéndonos a asociar con la empresa que nos confiscó?", respondieron a LA NACION cerca de Antonio Brufau, presidente de la empresa. Otra fuente del gobierno argentino se posicionó en el medio: "Hay una llama de esperanza, pero todavía no hay nada firmado. Y a esa llama la podría apagar el propio Brufau".
Más allá de las conjeturas, hay encuentros que sí se realizaron. El lunes pasado estuvo en la Casa Rosada el presidente de Caixabank, Isidro Fainé. La poderosa entidad bancaria catalana que preside el ejecutivo es dueña del 12,53% de las acciones de Repsol, lo que la convierte en la accionista más importante de la petrolera. Según lo que pudo reconstruir LA NACION, se habría reunido con Cristina Kirchner. "La Presidenta está al tanto de todo y autorizó a avanzar en el tema", dijo una fuente que conoce como pocos la negociación.
En el registro de audiencias nada se publicó. No es la única vez que se vio a Fainé por Buenos Aires. En febrero estuvo junto a Carlos Bettini, embajador argentino en España, por algunas oficinas porteñas.
Desde que asumió la conducción de YPF, Galuccio estuvo interesado en lograr un acuerdo con Repsol. De hecho, habría sido el gran impulsor de la iniciativa. Entre los suyos reconoce que será prácticamente imposible atraer inversiones importantes sin sellar un acuerdo, o por lo menos sin dar señales de una negociación encaminada.
El eventual acuerdo al que según las fuentes cercanas a Galuccio habrían llegado el Gobierno y Fainé contempla una paradoja. Sucede que los negociadores incluyeron la creación de una nueva sociedad de la que participarían el confiscado (que en caso de ser indemnizado pasará a ser expropiado) y el confiscador. Repsol e YPF -técnicamente no es la expropiadora, sino que lo es el Estado- serían socios en una empresa que participaría, con bastante protagonismo según la fuente, en la explotación de Vaca Muerta, uno de los yacimientos no convencionales que han llamado la atención de los petroleros de todo el mundo.
Justamente el dinero para la inversión en la cuenca que se extiende mayoritariamente en el subsuelo de Neuquén surgiría de la indemnización que la Argentina pagaría por YPF y que los españoles dejarían en el país. Esta nueva compañía sería operada por YPF y tendría a Repsol como accionista minoritario.
¿Cómo podría el Gobierno, en medio de la crisis de sus finanzas, pagar unos US$ 6000 millones a los españoles? Nadie se atrevió a contestar esa pregunta. La única respuesta que hubo fue que no será de golpe y que, en caso de firmarse, el acuerdo se perfeccionaría con el tiempo.
¿Podrían dos rivales, al menos en lo discursivo, volver a sentarse a la misma mesa como socios? Cerca de Brufau no lo creen posible. Pero en Madrid el presidente de Repsol no las tiene todas consigo. Desde que fue confiscada Repsol, Brufau tuvo varios cuestionamientos internos que, pese a los embates, pudo resistir. De hecho, el jueves pasado la petrolera reportó en sus ganancias trimestrales números que excedieron las proyecciones.
Sin embargo, Fainé siempre se mantuvo al margen del optimismo. El representante del 12,53% de las acciones -el resto de los papeles se distribuyen entre la constructora Sacyr (9,73%), Pemex (9,43%) y el mercado (62,93%)- fue el más crítico de Brufau. Ahora él habría sido el artífice de al menos un borrador que entusiasmó a la Casa Rosada. En España siempre estuvieron convencidos de que la riqueza que habría en Vaca Muerta fue el motivo de la expropiación. Galuccio sabe que el desarrollo de esa cuenca es la única salida a la encerrona en la que cayó la administración kirchnerista en materia energética.
Todo eventual arreglo deberá girar en torno a las ganancias futuras de Vaca Muerta. En caso contrario, habrá que pagar en efectivo para quitar una de las piedras del zapato que tiene la gestión de la Presidenta. No parece posible en un país en el que las reservas del Banco Central están en el nivel más bajo desde junio de 2007.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario