El hombre, que había llegado a Roma la noche anterior y pernoctado en un hotel del centro, ha sacado su pistola del calibre 7,65 con el número de serie limado y ha disparado. Uno de los policías ha resultado herido grave en el cuello y el otro leve en una pierna. También ha sido alcanzada de refilón una mujer embarazada que pasaba por allí. La noticia, embadurnada de confusión, ha llegado en un instante al palacio del Quirinal, donde Napolitano al enterarse ha dado un paso atrás de la impresión. Ha habido quienes, como el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, y otros dirigentes de la derecha han vinculado enseguida el tiroteo con las críticas sistemáticas del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo hacia la clase política y las instituciones. Los nuevos ministros, que han llegado a la jura paseando o en taxi, han salido del Quirinal una hora después bajo estrictas medidas de seguridad.
La confusión ha durado horas. Al principio, dado el lugar y el momento, se pensó en un atentado, luego se habló de que el autor de los disparos era un desequilibrado y más tarde se fue centrando el foco en un hombre tal vez desesperado por la separación de su pareja y la pérdida de su puesto de trabajo. Ya por la tarde, el fiscal jefe de Roma, Pierfilippo Laviani, ha ofrecido un retrato más preciso del agresor tras haber conversado con él en el hospital San Giovanni, donde se recupera del golpe en la cabeza sufrido durante su detención. “Se trata”, ha explicado el fiscal Laviani, “de un hombre lleno de problemas, que ha perdido su trabajo, que lo ha perdido todo y ha tenido que regresar a vivir con sus padres. Estaba desesperado. Su primer objetivo era disparar contra los políticos y después suicidarse, pero al ver que no podía alcanzarlos disparó contra los carabinieri. Ha confesado todo. Que tomó la decisión hace 20 días, que compró la pistola en el mercado negro, que no odia a nadie en particular pero que quería hacer algo llamativo en un día especial. Se puede decir que es una persona desesperada, pero no un loco…”.
También el recién nombrado ministro del Interior, Angelino Alfano —el hombre de confianza de Berlusconi—, se ha referido al suceso como un hecho aislado. “La situación de orden público en el país no es motivo de preocupación, pero se va a reforzar la vigilancia en los posibles objetivos de riesgo”. El ministro ha explicado que, antes de ser bloqueado, Luigi Preiti logró hacer seis disparos. Dos de ellos alcanzaron al brigadier de los Carabinieri Giuseppe Giangrande, de 50 años, que sufre una lesión de importancia en la columna. El otro militar herido es Francesco Negri, de 30 años. Su disparo en una pierna no reviste gravedad. Tampoco la herida superficial de la mujer embarazada que pasaba por un lugar, pleno centro de Roma en el puente de la Liberación, abarrotado de turistas.
Eso sí, antes incluso de que se conocieran los motivos del agresor y el alcance de las heridas de las víctimas, algunos políticos han aprovechado para pescar en río revuelto. Ni media hora después del tiroteo y a escasos metros del lugar de los hechos, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, perteneciente al Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi y en la actualidad en campaña electoral por su reelección, ya tenía identificados a los autores intelectuales del suceso. “Es el acto”, ha dicho el alcalde, “de un loco, de un trastornado, pero no podemos asombrarnos cuando desde hace meses se ataca constantemente a la clase política”. Preguntado si se refería al Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, ha dicho: “No me refiero a nadie”. Pero quedaba claro. De hecho, otros integrantes de la derecha —y también algún representante del centroizquierda— han advertido del riesgo de poner en la cuenta de los políticos todas las desgracias del país. Un portavoz de Grillo ha advertido de que el M5S siempre ha estado contra la violencia, y el actual presidente del Senado, Piero Grasso, ex fiscal general antimafia, ha pedido a todos no echar más leña al fuego. El lunes el nuevo Gobierno se someterá a la confianza del Congreso.
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