El Pentágono ya ha movilizado barcos de guerra en preparación de unposible ataque con misiles contra Siria. La operación sería limitada, ya que el presidente Barack Obama teme entrar en otro conflicto en la región.
Precisamente, el presidente de EEUU se ha reunido esta mañana en la Casa Blanca con sus asesores de seguridad nacional para analizar las opciones militares en Siria, indicaron fuentes de la residencia oficial citadas por Efe.
El Gobierno está dividido, pero la armada de Estados Unidos ya ha tomado posiciones y ha actualizado sus objetivos militares en Siria. El jefe del Estado Mayor, Martin Dempsey, debía presentar las opciones este sábado al presidente, según la CBS, que adelantó este viernes la información más detallada hasta ahora sobre los preparativos de los últimos meses.
Entre los objetivos identificados están búnkeres y plataformas para lanzar armas químicas. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos ya habían detectado actividad en plantas químicas el martes, el día antes de los supuestos ataques al Este de Damasco.
El secretario de Defensa, Chuck Hagel, confirmó los últimos movimientos militares. "El Departamento de Defensa tiene la responsabilidad de presentar opciones al presidente para todas posibilidades", dijo Hagel a la prensa que viajaba con él a Malasia. "Y eso requiere posicionar nuestras fuerzas, posicionar nuestros recursos, para poder llevar a cabo las distintas opciones, sea cual sea la que elija el presidente".
El presidente tiene ahora la última palabra y es partidario de involucrarse lo mínimo posible y siempre con los aliados europeos y árabes.
En su primera reacción pública al supuesto ataque con armas químicas que mató a más de un millar de personas el miércoles a las afueras de Damasco, Obama subrayó más las dificultades de intervenir que la urgencia de parar la masacre. "La situación en Siria es muy difícil y la idea de que EEUU puede resolver un problema sectario y complejo es exagerada", dijo este viernes el presidente en la CNN.
"A veces la gente llama a una acción inmediata, se lanza a algo que no termina bien y nos mete en situaciones que pueden resultar en intervenciones muy caras, difíciles y gravosas que alimentan más resentimiento en la región", dijo Obama.
"Seguimos siendo la nación indispensable...Pero eso no quiere decir que tengamos que involucrarnos en todo inmediatamente", insistió el presidente, bajo la sombra de la mala experiencia de la Administración Bush en Irak. "Si Estados Unidos va y ataca otro país sin mandato de la ONU y sin pruebas claras que presentar, habrá preguntas sobre si la legislación internacional lo apoya, sobre si tenemos una coalición que funcione", dijo Obama, que también recordó las "decenas de miles de millones" que se siguen gastando en Afganistán y las víctimas de ese conflicto: "Cada vez que visito a los soldados heridos en Walter Reed [el hospital militar en Maryland], cada vez que firmo una carta por una víctima de esa guerra, recuerdo que hay costes".
Hace un año, el presidente aseguró que el uso de armas químicas era una "línea roja" para Washington. En primavera el Pentágono anunció que creía que el régimen sirio había utilizado gas sarín, pero desde entonces los militares de EEUU sólo han trabajado en opciones de ataque que el presidente y parte de sus asesores se han resistido a aprobar. Según el 'New York Times', el presidente tuvo un desliz al mencionar en público la línea roja ya que la idea era pasar ese mensaje a Siria en privado.
Obama defiende seguir con la presión diplomática para que los inspectores de la ONU investiguen, aunque admite que no espera "cooperación" del régimen de Asad, que sostiene que los ataques son una trampa orquestada por los opositores.
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