Se pensaba que esta sería una carrera de segundones, es decir, que aunque el ganador de las primarias para obtener la nominación del partido demócrata a las elecciones a la alcaldía de Nueva York iba a ser Bill de Blasio, favorito en las encuestas en el último mes, su victoria no llegaría al 40% necesario para evitar la segunda vuelta. Él mismo lo aceptaba como la opción más probable tras votar a las 7:15 de la mañana en Park Slope.
¿Quién se batiría con él? Con un 90% de los votos escrutados pasadas las 11 de la noche, parecía que la segunda vuelta sería entre los demócratas el 1 de octubre enfrentaría a Bill (de Blasio) frente a (Bill Thompson). ¿Desistiría el segundo para evitar el desgaste entre las filas del partido? A las 11:40 con un 95% de los votos escrutados y Bill de Blasio con un 40,1% de los mismos, Thompson tomó el micrófono para declarar enfáticamente que la batalla seguía. “Todas las voces de Nueva York deben ser escuchadas”, afirmó el candidato que perdió en una ajustadísima eyección frente a Bloomberg hace cuatro años. Su candidatura cuenta con el apoyo de policías, bomberos, y el sindicato de maestros que ha invertido 2.6 millones de dólares en la campaña de Thompson. Los problemas causados por las viejas máquinas empleadas para la votación puedan ser un argumento para solicitar nuevos recuentos.
Quinn la tercera en disputa y favorita al arranque de esta extenuante carrera en enero, ofrecía un discurso de despedida a las 11:30, agradeciendo especialmente a los jóvenes que han impulsado y llenado de “optimismo” su campaña.
La carrera tocó su fin en el frente republicano casi una hora antes cuando Joseph J. Lohta, vicealcalde con la administración de Gulianni y encargado del sistema metropolitano de transporte bajo la administración de Bloomberg, se alzó con más de un 50% de los votos. Logró imponerse al magnate John Catsimatidis. “Este es el primer paso de nuestra carrera”, declaró frente a sus seguidores. “Soy el único candidato que estará listo el primer día”. Lohta arrancó así un discurso de campaña en el que enfatizó que las próximas elecciones no tratarán sobre demócratas o republicanos sino sobre “quien puede dirigir esta ciudad en buenos y malos momentos, quien puede estar en libre del cáncer de la corrupción, y gestionar un presupuesto de 7.000 millones de dólares”.
Spitzer también tomó la palabra para aceptar su derrota frente Scott Stringer, presidente de la pedanía de Manhattan, que logró imponerse como candidato demócrata a interventor con un 52% de los votos.
Los seguidores de De Blasio vieron llegar el ansiado 40% pasadas las 11:30. El candidato que ha centrado su campaña en la defensa de la clase media, la denuncia de la desigualdad económica, y la promesa de que acabará con los cacheos indiscriminados de la policía y logrará poner en marcha un sistema de guarderías universal, contaba con 245.815 a las 11:30, un número que pudiera colocarle como alcalde de una ciudad con marcado carácter demócrata que sin embargo lleva desde 1989 sin elegir a un miembro de este partido para este puesto. Según la encuesta a pie de urna de Emerson Research los neoyorquinos demócratas buscan en de Blasio una ruptura de la era Bloomberg. Este candidato ha logrado cautivar a afroamericanos, hispanos y caucásicos de todas las pedanías excepto el Bronx. “Habéis convertido esta campaña en una causa y quiero agradecer que la hayáis puesto a ese nivel”, afirmó De Blasio, que también dedicó unas palabras a las familias afectadas por el atentado del 11S del que mañana se cumplen 12 años.
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