De Puro Centro Democrático a Centro Democrático, y ahora a Uribe Centro Democrático. ¿Bandazos que demuestran inseguridad? ¿Prueba de lo mesiánico que resulta ser el movimiento político que lidera el expresidente Álvaro Uribe? Eso dicen los contradictores, porque para Alejandro Arbeláez, su director ejecutivo, se trata de una estrategia pensada en sacar provecho del innegable reconocimiento que tiene el exmandatario, de cara a las elecciones a Congreso y Presidencia de 2014.
Con un ingrediente adicional: la idea es establecer como su distintivo de campaña al mismo Uribe. Es decir, que en el tarjetón para los comicios a Senado, Cámara de Representantes y Presidencia se utilice una fotografía suya como símbolo del 'Uribe Centro Democrático'. Es el valor que se le quiere dar a la imagen de alguien que sigue marcando alto en las encuestas, que el pueblo colombiano sigue viendo como sinónimo de mano dura contra la guerrilla y a pesar de muchas críticas por los líos judiciales de algunos de quienes fueron sus más cercanos colaboradores.
Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral determinó en ese entonces que no se podían inscribir listas avaladas por grupos significativos de ciudadanos o movimientos sociales que presentaran como logotipo para su identificación la fotografía o la identificación por medio del rostro o la figura de candidatos que formaran parte de la respectiva lista, pus eso iba en contra de la igualdad de condiciones para las otras listas. Por eso es fácil imaginar que los demás partidos ya deben tener lista la demanda para evitar que el rostro de Uribe vaya como logo del Centro Democrático.
Ahora, una lectura inicial que hay que hacer de entrada a esta nueva estrategia es que definitivamente en el mismo movimiento uribista son conscientes de que sólo el nombre y la imagen del expresidente es la que tiene arraigo en la gente y, por lo tanto, votos. Y lo segundo, que definitivamente hay que marcar desde ya diferencia del Partido de la U, al que todos asocian con el exjefe de Estado, aunque su nombre original sea "Partido Social de Unidad Nacional" y no "Partido de Uribe", como algunos llegaron a creer.
Ya Uribe anunció su renuncia a la U, que surgió en 2005 para defender sus tesis de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social, e impulsar su reelección. Una decisión que en términos políticos podría afectar a la colectividad de cara a las elecciones a Congreso.
Según uno de sus senadores, Armando Benedetti, fueron Uribe y el hoy presidente Juan Manuel Santos los que los embarcaron en esa cruzada y ahora el distanciamiento y la pelea que tienen incomodan. "Hasta donde yo sé, Uribe nunca recibió la credencial del Partido de La U, pero si dice que renuncia, esto quiere decir que estaba con Santos en el mismo barco y por la pelea de ellos dos es que le vienen a fregar la vida a uno", expresó.
Ese "fregar la vida" es, ni más ni menos, afectar electoralmente a quienes desde la colectividad buscarán un cupo en el nuevo Congreso de 2014. "No se puede negar que en 2006 y 2010 cabalgamos sobre la popularidad de Uribe y por eso fuimos la fuerza mayoritaria. Ahora las cosas cambiarán para nosotros y la expectativa es ver qué tanta fuerza tiene Uribe y cuánta gente podrá arrastrar, en detrimento de nosotros", le dijo a El Espectador otro congresista de la U, pidiendo reserva de su nombre.
Para el senador conservador Roberto Gerlein, Uribe es absolutamente libre de ponerle su nombre a un movimiento que él lidera y organiza: "Me imagino que eso es para impulsar la lista al senado, porque la verdad es que las personas que lo acompañan no tienen mucho bagaje electoral. Todo el mundo en Colombia sabe que esa lista la va arrastrar el expresidente Uribe. Él es quien aportará los electores y el programa. Es una forma de que el elector se identifique que ese es su partido".
Y Aurelio Iragorri Hormaza, otro senador de la U, señala que era algo que se venía venir: "Se había demorado en ponerle su nombre. Está muy bien escogido por demás. Él se había ido del partido de la U hace mucho tiempo y duró mucho hablando mal de nosotros. Así que me parece muy bien que se hayan decidido a hacerlo. Los partidos no se pueden comparar con corrales. Y hay animales que son muy ágiles y se logran salir del corral, pero los partidos no son un corral", concluyó.
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