La inflación baja en Argentina en medio de la recesión
La inflación ha comenzado a bajar en Argentina. Tras la devaluación del peso en enero pasado, y después de tres meses en que alcanzó el 33% anual, el nivel más alto en 11 años de kirchnerismo, el índice de precios al consumidor (IPC) bajó al 32,5% en junio, según surge de la combinación de las estadísticas provinciales de 2013 y el nuevo indicador que ha difundido este año el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Claro que la merma de la inflación coincide con la recesión que está sufriendo Argentina.
El debate sobre la credibilidad de las estadísticas del Gobierno de Fernández continúa, aunque mucho menor que en los siete años anteriores. El nuevo IPC gubernamental, que vino a reemplazar aquel desprestigiado que subestimó la inflación entre 2007 y 2013, subió en junio pasado el 1,3% mensual y acumula en 2014 un alza del 15%. En cambio, diversas consultoras privadas relevadas por legisladores de la oposición calcularon en junio una inflación media del 1,7% mensual y del 18,5% en el primer semestre. Algunos economistas se acercan a los números del Ejecutivo y otros están muy por encima de ellos. Pero la brecha entre el indicador oficial y el llamado IPC Congreso es ahora del 25% o 30%, ya no más del doble, como hasta el año pasado. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace dos años había amenazado con sanciones contra Argentina por manipular sus estadísticas, dio en junio una primera aprobación al nuevo índice, aunque prevé seguir analizándolo a lo largo de 2014.
En lo que coinciden el Gobierno de Fernández y las consultoras es en que la inflación está bajando con respecto a los primeros meses de año, cuando la devaluación impactó en los precios de los productos. El IPC anual había alcanzado en marzo el 33,4%, un nivel más alto que en la crisis agraria de Argentina de 2008, subió al 33,5% en abril y apenas bajó al 33,3% en mayo, según se desprende de la combinación de los índices provinciales y el nuevo nacional. Pero después aquel primer efecto de la depreciación del peso los precios han comenzado a moderar su subida.
Sucede que la mayor inflación retrajo la demanda. Claro que en abril el índice de aumento salarial subió al 33%, apenas por debajo de la inflación, después de marcar en marzo un 29,4%, que evidenciaba un deterioro del poder de compra de los trabajadores. En el primer trimestre se declaró la recesión en Argentina después de dos meses consecutivos de caída desestacionalizada del PIB. La industria, la construcción y las ventas de casas de electrodomésticos mostraron en el segundo semestre contracciones, aunque la facturación de supermercados y centros comerciales superó la inflación. Está claro que de momento la economía argentina sufre una recesión leve, menor a la de la crisis mundial de 2009 y sin comparación con el colapso económico que dejó el Gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. Está por verse el impacto económico si el país suspende pagos el próximo día 30 por su batalla judicial en EE UU con los fondos buitres y otros acreedores minoritarios que rechazaron la reestructuración de deuda de 2005 y 2010.
La recesión y la moderación de la inflación también se explican por el ajuste monetario que ha aplicado desde febrero pasado el Banco Central para contrarrestar la devaluación. En cambio, el Gobierno de Fernández apenas ajustó el gasto público en materia de subvenciones porque quiere evitar una profundización de la caída del PIB.
El kirchnerismo adjudica parte del mérito de la desaceleración de la inflación al programa de Precios Cuidados, por el que ha pactado los valores de productos básicos con grandes empresas. En algunas de esas compañías se quejan de que el secretario de Comercio que reemplazó al polémico Guillermo Moreno, Augusto Costa, es más duro que su antecesor a la hora de autorizar aumentos de precios, tanto los que están dentro del acuerdo como los supuestamente desregulados. Costa es uno de los principales asesores del ministro de Economía, Axel Kicillof, que en noviembre pasado asumió ese cargo para corregir algunos de los desaguisados que Moreno había cometido entre 2006 y 2013, cuando era el mandamás de la política económica de su país. Pero así como protestan, las empresas también reconocen que el plan de Precios Cuidados ha servido como campaña publicitaria para elevar la venta de algunos de sus productos.
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