El presidente Carlos Mesa renunció anoche a su cargo para facilitar la pacificación de Bolivia y dejó en manos del Congreso Nacional la designación de su sucesor, en momentos en que la Iglesia Católica encara el difícil trámite de dar vida a un acuerdo que lleve a restablecer un escenario de paz ante la actual crisis social que ha paralizado a casi todo el país. Sin embargo, el anuncio del Presidente no bajó la intensidad de los conflictos. Tras conocer la decisión de renuncia y la responsabilidad que nuevamente se entregaba al Congreso Nacional, el presidente de esta máxima instancia legislativa, Hormando Vaca Díez, anunció desde Santa Cruz la pronta convocatoria a sesión aunque no precisó día ni lugar, por los problemas de seguridad existentes en La Paz. Los representantes de los diferentes sectores sociales en conflicto, por su parte, dieron a conocer que no habrá tregua en las protestas, y a sus demandas de nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a la Asamblea Constituyente, sumaron la renuncia obligada de los presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados, para dejar en manos del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, la responsabilidad de la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales.
Mesa no pudo más
"Mi responsabilidad es decir hasta aquí puedo llegar. Es por esto que mi decisión es presentar mi renuncia al cargo de Presidente de la República", afirmó Mesa a las 21:30 de ayer en un mensaje televisado, pronunciado tras una corta reunión de Gabinete en la que se despidió de todos sus ministros y colaborares. El Presidente aseguró que su renuncia tiene como objetivo de que "la sociedad boliviana tome conciencia de que el desprendimiento tiene que ser genuino, de que el cálculo personal tiene que quedar de lado y la solución de nuestros problemas tienen que basarse en el mejor interés de todos". "Esto implica la necesidad de que el Congreso Nacional pueda reunirse. Yo quiero pedir y exhortar vehemente a quienes están posiciones duras, en posiciones poco transigentes, que no bloqueen la posibilidad de que nuestro Congreso se reúna al más corto plazo posible para discutir exclusivamente este tema y para darle una viabilidad al futuro del país", afirmó.
Incierto
En ese marco, el presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, desde Santa Cruz de la Sierra, declaró que no está en condiciones de convocar al Parlamento en estos momentos, debido al escenario de presión social que existe entorno a la Sede de Gobierno, que se encuentra cercada por el paro vecinal de El Alto y las marchas de protesta que no cesaron en los últimos 20 días.
Vaca Díez pidió garantías de seguridad al Poder Ejecutivo para que se instale una sesión de Congreso que defina al sucesor de Mesa, aunque se inclinó por hacerlo en La Paz, sin descartar cualquier otra ciudad del país. Informó que hará consultas con todas las fuerzas representadas en el Legislativo y anunció que hasta el mediodía de hoy tendría una decisión al respecto. Frente al actual clima de crisis social, el todavía Presidente de la República abogó por el éxito de las gestiones de mediación que realiza la Iglesia Católica con el propósito de hallar una salida a la actual crisis social que le llevó a dimitir al cargo que ejerció durante un año y ocho meses; marcados -dijo- por su compromiso de respetar la vida de los bolivianos. "Ojalá que la Iglesia pueda encontrar una respuesta positiva de todos los sectores del país para salir de este momento tan difícil; que tiene que ser en el marco de la Constitución Política del Estado, que tiene que ser siguiendo los mecanismos de nuestra Carta Magna", remarcó Mesa, quien también asumió su parte de responsabilidad por el momento de crisis que vive Bolivia. Mesa dijo, sin embargo, que ya no tenía sentido "continuar insistiendo en una filosofía que ha sido respondida (...) de una manera verdaderamente violenta y excesiva", al tiempo que realizar un pedido vehemente para que los sectores movilizados que exigen la nacionalización de los hidrocarburos "establezcan su petición en el marco de lo que es razonable dentro de la Constitución Política del Estado y en función del respeto al Gobierno legalmente constituido". Carlos Mesa asumió la conducción del gobierno de Bolivia el 17 de octubre de 2003, tras una crisis social que dejó un saldo de más de 60 muertos civiles y la renuncia obligada de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada. Es el segundo anunció de renuncia que efectúa en los últimos dos meses, aunque dijo que se mantendrá en el Palacio hasta que el Congreso defina quién será su sucesor. Mesa en su mensaje, anoche, hizo hincapié sobre el papel que han jugado las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, durante estos días en los que se han producido multitudinarias marchas de protesta sin que se hayan registrado bajas. "A mis Fuerzas Armadas; extraordinario equipo humano que es posible ser responsable, que es posible actuar con serenidad, que es posible actuar con temple en los momentos más difíciles, unas Fuerzas Armadas que son un orgullo de Bolivia. Son la institución que mejor ha entendido la democracia del país", dijo Mesa al destacar la resistencia de la Policía Nacional "hasta lo insufrible" ante las protestas sociales.
Mesa no pudo más
"Mi responsabilidad es decir hasta aquí puedo llegar. Es por esto que mi decisión es presentar mi renuncia al cargo de Presidente de la República", afirmó Mesa a las 21:30 de ayer en un mensaje televisado, pronunciado tras una corta reunión de Gabinete en la que se despidió de todos sus ministros y colaborares. El Presidente aseguró que su renuncia tiene como objetivo de que "la sociedad boliviana tome conciencia de que el desprendimiento tiene que ser genuino, de que el cálculo personal tiene que quedar de lado y la solución de nuestros problemas tienen que basarse en el mejor interés de todos". "Esto implica la necesidad de que el Congreso Nacional pueda reunirse. Yo quiero pedir y exhortar vehemente a quienes están posiciones duras, en posiciones poco transigentes, que no bloqueen la posibilidad de que nuestro Congreso se reúna al más corto plazo posible para discutir exclusivamente este tema y para darle una viabilidad al futuro del país", afirmó.
Incierto
En ese marco, el presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, desde Santa Cruz de la Sierra, declaró que no está en condiciones de convocar al Parlamento en estos momentos, debido al escenario de presión social que existe entorno a la Sede de Gobierno, que se encuentra cercada por el paro vecinal de El Alto y las marchas de protesta que no cesaron en los últimos 20 días.
Vaca Díez pidió garantías de seguridad al Poder Ejecutivo para que se instale una sesión de Congreso que defina al sucesor de Mesa, aunque se inclinó por hacerlo en La Paz, sin descartar cualquier otra ciudad del país. Informó que hará consultas con todas las fuerzas representadas en el Legislativo y anunció que hasta el mediodía de hoy tendría una decisión al respecto. Frente al actual clima de crisis social, el todavía Presidente de la República abogó por el éxito de las gestiones de mediación que realiza la Iglesia Católica con el propósito de hallar una salida a la actual crisis social que le llevó a dimitir al cargo que ejerció durante un año y ocho meses; marcados -dijo- por su compromiso de respetar la vida de los bolivianos. "Ojalá que la Iglesia pueda encontrar una respuesta positiva de todos los sectores del país para salir de este momento tan difícil; que tiene que ser en el marco de la Constitución Política del Estado, que tiene que ser siguiendo los mecanismos de nuestra Carta Magna", remarcó Mesa, quien también asumió su parte de responsabilidad por el momento de crisis que vive Bolivia. Mesa dijo, sin embargo, que ya no tenía sentido "continuar insistiendo en una filosofía que ha sido respondida (...) de una manera verdaderamente violenta y excesiva", al tiempo que realizar un pedido vehemente para que los sectores movilizados que exigen la nacionalización de los hidrocarburos "establezcan su petición en el marco de lo que es razonable dentro de la Constitución Política del Estado y en función del respeto al Gobierno legalmente constituido". Carlos Mesa asumió la conducción del gobierno de Bolivia el 17 de octubre de 2003, tras una crisis social que dejó un saldo de más de 60 muertos civiles y la renuncia obligada de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada. Es el segundo anunció de renuncia que efectúa en los últimos dos meses, aunque dijo que se mantendrá en el Palacio hasta que el Congreso defina quién será su sucesor. Mesa en su mensaje, anoche, hizo hincapié sobre el papel que han jugado las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, durante estos días en los que se han producido multitudinarias marchas de protesta sin que se hayan registrado bajas. "A mis Fuerzas Armadas; extraordinario equipo humano que es posible ser responsable, que es posible actuar con serenidad, que es posible actuar con temple en los momentos más difíciles, unas Fuerzas Armadas que son un orgullo de Bolivia. Son la institución que mejor ha entendido la democracia del país", dijo Mesa al destacar la resistencia de la Policía Nacional "hasta lo insufrible" ante las protestas sociales.
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