viernes, noviembre 25, 2005

Los narcos imponen su justicia en las favelas de Río de Janeiro

CRISIS SOCIAL. UN HOMBRE ACOMPAÑADO DE SUS DOS HIJOS OBSERVA UN OPERATIVO POLICIAL EN LA FAVELA DE ROCINHA, EN RIO DE JANEIRO. (Foto: AP)
Dos tiros, uno en cada mano, fue el castigo que recibió un chico de 13 años, que habita con sus padres en la favela Andaraí. Los jefes del narcotráfico de esta favela carioca lo sentenciaron a esa pena por haber robado un celular a una de las habitantes del morro, ubicado en la zona norte de Río. El episodio habría pasado desapercibido, a no ser por lo emblemático: como en los feudos, "mantener el orden e impartir justicia" es una competencia del dueño del morro que comanda la distribución de las drogas. Ayer, el diario O Globo reflejó la historia. El muchacho, cuyo nombre fue mantenido en reserva, vive en otra de estas "comunidades", el morro de los Macacos. Junto con un amigo, fueron a devolver el celular a una moradora de Andaraí, a cambio de 80 reales que le exigían como pago. Combinaron un lugar para entregarle el aparato: sería en la Plaza Barao de Drummond, en Villa Isabel. Cuando llegaron a destino, cuatro hombres fornidos que iban en un Chevette los agarraron y golpearon. Una vez en el auto, los llevaron para la cancha de fútbol de Andaraí donde una corte de 15 traficantes, que estaban con la mujer presuntamente robada, los empezó a indagar. La señora no reconoció a los chicos y estos fueron liberados. Pero uno de los narcos pidió que volviera el menor y allí, sin más trámite, lo baleó en ambas manos. Según estudios realizados por universidades brasileñas, la favela de Andaraí es uno de los lugares "modelo" desde el punto de vista gubernamental. Las investigaciones señalan que en ese morro los jefes narcos fueron capaces de ejercer un liderazgo ordenador. Andaraí fue parte de un proyecto denominado "favela barrio" que realizó obras de infraestructura y saneamiento básico. Río de Janeiro llegó ya a los 6 millones de habitantes. De ellos, 1,1 millón de personas vive en las 600 favelas existentes en la ciudad, lo que equivale a 19% de la población. Pero los datos de todo el estado son apabullantes: una encuesta publicada ayer revela que entre los 100 municipios más violentos de Brasil, hay 16 en Río. Las estadísticas fueron elaboradas por una fuente insospechable: el ministerio de Salud. Esa misma investigación reveló que San Pablo es más violenta que Río de Janeiro, pero el relevamiento muestra especialmente que si bien la capital carioca baja a segundo lugar, el peligro de la violencia se propaga al interior del estado fluminense.

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