jueves, julio 27, 2006

Alejandro Toledo le entrega el mando a Alan García en Perú en medio de la estabilidad política

Le deja además las finanzas saneadas, un crecimiento mayor al 5 por ciento anual, y cifras históricas de reservas internacionales y exportaciones.

Perú: el retorno de Alan García

El cambio de mando que tendrá lugar hoy en el Perú, cuando el presidente Alejandro Toledo deje el poder en manos de Alan García, será el primero en cuatro décadas que no ocurre en medio de una crisis política o económica. Desde 1968, cuando el presidente Fernando Belaúnde Terry fue depuesto por un golpe militar, el país vecino no había vivido una transición institucional en condiciones tan favorables como las que rodean a la actual.

A diferencia de los gobiernos anteriores, la administración saliente no muestra saldos rojos sino 'azules' en la economía: un crecimiento sostenido del PIB de entre 5 y 6 por ciento anual, la inflación más baja de la región (1,8 por ciento anual) y cifras históricas de reservas internacionales (14 mil millones de dólares) y de exportaciones (20 mil millones, el triple de hace cinco años).

Esto explica una de las paradojas de la actualidad peruana: que Toledo, que llegó a sufrir la baja de su popularidad hasta el 8 por ciento, salga del Palacio de Pizarro con un apoyo del 47 por ciento, más alto que el de la mayoría de sus antecesores en el día de su retiro. Haciendo un juego de palabras, puede decirse que sale por la Puerta de Toledo, el monumento triunfal que se erigió en Madrid con motivo de la restauración de Fernando VII en 1813.

Algo semejante ocurre con la salud política del Perú, que después de la traumática debacle del fujimorismo y del gobierno transitorio de Valentín Paniagua, retomó el hilo constitucional con la elección de Toledo y la de su sucesor, en disputados pero rectos comicios, cuyos resultados fueron aceptados por todos los partidos.

No deja de ser paradójico también el retorno de Alan García a la presidencia, 16 años después de haber salido de ella con la pésima imagen que le dio su gestión económica, que llevó la inflación al 2.776 por ciento, hizo perder valor a la moneda al punto de que se cambió dos veces su denominación (sol e inti) y dejó al país prácticamente sin reservas internacionales. García también fue acusado de múltiples cargos de corrupción, pero las denuncias en su contra no prosperaron. De ahí su 'resurrección' política tras varios años en el exilio.

El líder aprista regresa al centro del escenario peruano como un exponente de lo que él mismo ha llamado la 'izquierda moderna', que a su juicio representan la presidenta chilena Michelle Bachelet y el brasileño Lula da Silva, en contraste con la de Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales. En consecuencia, es previsible que su presencia entre los líderes latinoamericanos signifique un factor de equilibrio y, en el ámbito de la integración, un reforzamiento de la alicaída Comunidad Andina de Naciones (CAN). Ojalá también signifique nuevos avances para el Perú.


Fuente editorial diario Eltiempo.com.co

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