Sea como fuere, lo cierto es que los puestos militares con los que Bolivia piensa reforzar sus fronteras en los próximos meses siguen generando inquietud en las naciones vecinas. Tanto así que el ministro de Defensa de Bolivia, Walker San Miguel, vendrá a Perú la primera semana de noviembre para informar a su homólogo Allan Wagner de su política en esta materia.
La visita forma parte de una estrategia informativa con la que el país andino tratará de calmar la preocupación suscitada por el convenio de cooperación entre Bolivia y Venezuela, firmado el 26 de mayo (y aún no ratificado por el Congreso boliviano), en el que además se establece oficialmente la construcción de dos bases militares: un fuerte en Riberalta, cerca de la frontera con Brasil, y una instalación fluvial castrense en Puerto Quijarro, en la misma línea divisoria con Brasil y a 200 kilómetros de Paraguay.
Wagner expresó hace semanas su preocupación por la construcción del cuartel de Ixiama, cerca de la frontera con Perú. Pero el gobierno boliviano aseguró hace apenas unos días que el lugar era la sede de un batallón de ingenieros que construirían y repararían caminos en la región.
Ofensiva diplomática
La preocupación por tener una buena relación con nuestro país es, de cualquier modo, latente. Además de la visita a Lima de San Miguel (que Wagner devolverá en La Paz un día después), el 27 de octubre también estaba prevista la llegada a Lima del canciller boliviano, David Choquehuanca, para entregar a su homólogo, José Antonio García Belaunde, la Gran Cruz del “Orden al Mérito del Libertador Simón Bolívar”.
La República pudo saber, sin embargo, que el asunto del incremento de bases militares también iba a ser tratado de forma privada por ambos ministros de Relaciones Exteriores. El encuentro, no obstante, se suspendió, y dada la apretada agenda del canciller peruano para noviembre, es difícil que la reunión se reprograme al menos hasta diciembre.
El ministro de Defensa de Bolivia, Walker San Miguel, llegará de visita a Perú en noviembre. |
Paraguay y Chile
Nuestro país no será el único destino que San Miguel visitará para tratar de convencer de que Bolivia no está en el inicio de una carrera armamentista apoyada por Venezuela, pues Paraguay y Chile también están entre sus objetivos más inmediatos.
Desde el miércoles hasta el viernes de la próxima semana, el ministro boliviano recibirá en Puerto Quijarro la visita de su homólogo en Paraguay, Roberto Eudez Gonzales, quien podrá conocer la zona donde se ubicará la futura instalación militar del país andino, así como verificará las condiciones de la frontera en la hidrovía Paraguay-Paraná. El 14 de noviembre San Miguel se desplazará a Chile para entrevistarse con la ministra de Defensa de ese país, Vivianne Blanlot, y “establecer un nuevo proceso de acercamiento bilateral. Debe recordarse que ambos países no tienen relaciones diplomáticas desde 1978.
Mientras los analistas se preguntan los motivos de este acuerdo militar entre Bolivia y Venezuela, un estudio del Consejo para Asuntos Hemisféricos (COHA, por sus siglas en inglés) ha consignado al menos tres causas fundamentales.
La primera tendría una connotación internacional, y expresaría el disgusto de Bolivia por la presencia de militares estadounidenses en el ejército paraguayo, un país con el que además históricamente La Paz ha tenido fricciones importantes.
Bolivia asegura que solo quiere protegerse del narcotráfico en sus fronteras. |
La segunda causa podría ser el intento de Evo Morales de mejorar su relación con unas Fuerzas Armadas que no siempre lo apoyaron. De hecho en los últimos meses Morales compró a España tres aviones militares, y Venezuela le vendió dos helicópteros a un crédito indeterminado. Hace unos días el Ejército boliviano fue convocado por el presidente Morales para sofocar las protestas mineras al sur de La Paz que causaron doce muertos.
Y la tercera causa sería la coincidencia de las bases militares en las zonas del país más críticas con el gobierno central, como Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. No hay que olvidar que la clase media boliviana de esas zonas deplora la cercanía de Morales con el gobierno de Chávez.
Cifras
22 millones de dólares americanos estima el gobierno boliviano que le costará mejorar sus módulos militares a lo largo de sus fronteras.
47 millones de dólares americanos prevé COHA que costará la base militar de Riberalta, en la frontera con Brasil y a 200 kilómetros de Paraguay.
Fuente: Articulo del diario La República de Lima
Argumentos a favor y en contraUno de los argumentos de Bolivia a favor del incremento de sus bases militares es la necesidad de proteger sus fronteras del tráfico de drogas y de personas. Como argumento señalan: los 110 puestos fronterizos que existen en el país solo cuentan con una media de 3 policías cada uno.
Una mayor presencia militar en el caso concreto de la frontera con Paraguay, sin embargo, podría ser interpretado por este país como una provocación de Bolivia. Y como consecuencia podrían solicitar una mayor presencia militar estadounidense en su ejército, y con ello un empeoramiento aún mayor de las relaciones entre ambos países.
En el caso de Perú todo permanecerá tranquilo mientras Bolivia no cambie el status quo en la zona, y realmente no construya en la frontera una base militar financiada por Venezuela, informaron fuentes consulares.
Si las tensiones entre Chile y Bolivia se incrementaran, eso sí, por su situación geográfica Perú se podría ver envuelto en la crisis. Hasta el momento, el gobierno chileno no se ha pronunciado al respecto, aunque el Legislativo de ese país ha solicitado un reporte completo del nuevo plan de defensa boliviana.
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