En el seno del bloque oficialista de la Constituyente ha surgido una propuesta totalmente desafortunada, la de clausurar las cámaras legislativas, porque existiría una supuesta superposición de funciones entre éstas y la Asamblea. Aparte de ser una idea insensata y disparatada, la impresión que se recoge es desalentadora sobre el grado de desconcierto que generan los constituyentes del oficialismo. No se les coloca en la cabeza que la Asamblea fue convocada única y exclusivamente para elaborar un nuevo pacto social en el país, a través de la aprobación de una nueva Constitución Política del Estado. Pese a ello, hay gente del Movimiento al Socialismo (MAS) así como de algunos aliados que entienden que la Constituyente debe ejercer el poder total, dejando de lado a las instituciones constituidas que se hallan en pleno funcionamiento, como son los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
En vez de perder el tiempo en devaneos de ejercer un poder hegemónico, lo atinado sería que todos los miembros de la Asamblea, ya sean oficialistas u opositores, produzcan ideas sobre la necesidad de encaminar la misión que se les ha encomendado en las urnas, cual es la de conservar la vocación democrática de los bolivianos, a la vez que recoger las innovaciones del pensamiento contemporáneo. Menos mal que en el propio MAS existen también constituyentes y legisladores que tienen clara la figura de las limitaciones que tiene una Asamblea Constituyente, así como el rol insustituible que en este tiempo tienen los tres principales poderes legales que tiene Bolivia.
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