El gobierno y la Reserva Federal (Fed, según sus siglas en inglés) de Estados Unidos parecieron haber coordinado ayer su acción para tratar de calmar la ansiedad de los inversores financieros y reducir la posibilidad de que la actual crisis de mercados induzca a esa economía a una recesión. Las medidas anunciadas favorecieron una recuperación de las bolsas en el mundo y de la deuda emergentes, y animaron a los inversores a asumir algunos riesgos más en sus apuestas, dejando de lado la cautela con la que se habían manejado en las últimas semanas.
Se pudieron ver mejoras del 1,5% en promedio en las bolsas europeas y avances de hasta 1,2% en los índices más volátiles de Wall Street (como el tecnológico Nasdaq). Además, un aluvión de fondos hizo trepar más del 3,3% la Bolsa de Valores de San Pablo, en Brasil, y apreció en medio punto porcentual al real (cerró a US$ 1,9620), pero no llegó a la Argentina, donde los rebotes fueron mucho más acotados, lo que confirma la idea de que la plaza local sigue castigada por una serie de factores domésticos que generan desconfianza entre los grandes inversores (ver Pág. 4).
Los anuncios comenzaron con el presidente George W. Bush, que propuso medidas para que la Administración Federal de Viviendas, un organismo garantizador de hipotecas con apoyo estatal, pueda refinanciar las deudas hipotecarias de aquellos que muestren condiciones para repagarlas, aunque necesiten de una flexibilización de las condiciones en que originalmente tomaron esos créditos. Además, Bush se comprometió a trabajar con el Congreso, que en su mayoría es de la oposición demócrata, para cambiar temporalmente un impuesto que recae sobre las hipotecas para facilitar ese tipo de refinanciaciones y evitar el riesgo de remates masivos.
Minutos más tarde el presidente de la Fed (banco central estadounidense), Ben Bernanke, completó la tarea en su esperada presentación en un simposio. "La Reserva Federal se mantiene lista para tomar medidas adicionales, en función de las necesidades, para aportar liquidez y favorecer el funcionamiento armonioso de los mercados", afirmó al pronunciar un discurso en Jackson Hole.
Si bien el banquero no precisó cuáles podrían ser esas medidas adicionales, quedó en claro que se trata de una baja en la tasa de interés de corto plazo, ya que las otras dos medicinas que podía aplicar (la inyección de liquidez y la baja de la tasa de descuento para asistir a los bancos) ya las tomó. Incluso, esa posibilidad pareció fortalecerse cuando se supo que los precios subyacentes al consumidor en Estados Unidos subieron sólo un 0,1% en julio, un avance menor de lo esperado y que mantiene en el 1,9% por segundo mes consecutivo la tasa anualizada de ese indicador, es decir, debajo del nivel de 2% que incomodaba a la Fed.
Coincidencias
Tanto Bush como Bernanke fueron también coincidentes en un punto: las acciones oficiales de Estados Unidos estarán destinadas a ayudar a las víctimas inocentes de esta crisis de mercados, un indicio que revela el carácter coordinado de ambos anuncios. "No es responsabilidad de la Reserva Federal -tampoco sería apropiado- proteger a prestamistas e inversores de las consecuencias de sus decisiones financieras", dijo Bernanke. "El gobierno federal tiene un papel en la ayuda a las familias, pero no para salvar a los especuladores", había sostenido antes Bush.
Ambas medidas tienden a acotar el impacto de la crisis, lo que no parece un dato para despreciar. "Esto parece bastante menor según como van las cosas, pero da una idea general de que el gobierno no dejará que el problema se le escape de las manos", evaluó Kevin Fitzsimmons, analista de la banca de Sandler O Neill & Partners LP. "Da confianza a los inversores de que hay un límite para el número potencial de embargos", agregó.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
Se pudieron ver mejoras del 1,5% en promedio en las bolsas europeas y avances de hasta 1,2% en los índices más volátiles de Wall Street (como el tecnológico Nasdaq). Además, un aluvión de fondos hizo trepar más del 3,3% la Bolsa de Valores de San Pablo, en Brasil, y apreció en medio punto porcentual al real (cerró a US$ 1,9620), pero no llegó a la Argentina, donde los rebotes fueron mucho más acotados, lo que confirma la idea de que la plaza local sigue castigada por una serie de factores domésticos que generan desconfianza entre los grandes inversores (ver Pág. 4).
Los anuncios comenzaron con el presidente George W. Bush, que propuso medidas para que la Administración Federal de Viviendas, un organismo garantizador de hipotecas con apoyo estatal, pueda refinanciar las deudas hipotecarias de aquellos que muestren condiciones para repagarlas, aunque necesiten de una flexibilización de las condiciones en que originalmente tomaron esos créditos. Además, Bush se comprometió a trabajar con el Congreso, que en su mayoría es de la oposición demócrata, para cambiar temporalmente un impuesto que recae sobre las hipotecas para facilitar ese tipo de refinanciaciones y evitar el riesgo de remates masivos.
Minutos más tarde el presidente de la Fed (banco central estadounidense), Ben Bernanke, completó la tarea en su esperada presentación en un simposio. "La Reserva Federal se mantiene lista para tomar medidas adicionales, en función de las necesidades, para aportar liquidez y favorecer el funcionamiento armonioso de los mercados", afirmó al pronunciar un discurso en Jackson Hole.
Si bien el banquero no precisó cuáles podrían ser esas medidas adicionales, quedó en claro que se trata de una baja en la tasa de interés de corto plazo, ya que las otras dos medicinas que podía aplicar (la inyección de liquidez y la baja de la tasa de descuento para asistir a los bancos) ya las tomó. Incluso, esa posibilidad pareció fortalecerse cuando se supo que los precios subyacentes al consumidor en Estados Unidos subieron sólo un 0,1% en julio, un avance menor de lo esperado y que mantiene en el 1,9% por segundo mes consecutivo la tasa anualizada de ese indicador, es decir, debajo del nivel de 2% que incomodaba a la Fed.
Coincidencias
Tanto Bush como Bernanke fueron también coincidentes en un punto: las acciones oficiales de Estados Unidos estarán destinadas a ayudar a las víctimas inocentes de esta crisis de mercados, un indicio que revela el carácter coordinado de ambos anuncios. "No es responsabilidad de la Reserva Federal -tampoco sería apropiado- proteger a prestamistas e inversores de las consecuencias de sus decisiones financieras", dijo Bernanke. "El gobierno federal tiene un papel en la ayuda a las familias, pero no para salvar a los especuladores", había sostenido antes Bush.
Ambas medidas tienden a acotar el impacto de la crisis, lo que no parece un dato para despreciar. "Esto parece bastante menor según como van las cosas, pero da una idea general de que el gobierno no dejará que el problema se le escape de las manos", evaluó Kevin Fitzsimmons, analista de la banca de Sandler O Neill & Partners LP. "Da confianza a los inversores de que hay un límite para el número potencial de embargos", agregó.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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