miércoles, noviembre 07, 2007

Afganistán sufrió el peor ataque desde 2001

En lo que constituye el atentado más sangriento desde la caída de los talibanes en 2001, por lo menos 50 personas murieron ayer y más de un centenar resultaron heridas en un ataque suicida contra un grupo de legisladores, en el norte de Afganistán. El atentado se produjo en la provincia de Baghlan, a unos 150 kilómetros de Kabul, cuando un grupo de 18 parlamentarios, encabezado por el ex ministro de Comercio y vocero de la principal alianza opositora en el Congreso, Mustafá Kazimi, visitaba una planta azucarera. Según informó el jefe de seguridad de la región, Abdurrahman Sayedkhail, "el atacante suicida, que llevaba una masiva cantidad de explosivos, se acercó a Kazimi y se inmoló cuando la delegación visitaba el ingenio". La explosión causó la muerte de cinco parlamentarios y la de por lo menos otras 45 personas, incluidos varios estudiantes, que se habían reunido en el lugar con motivo de la visita de la comitiva. "Vi cuerpos tendidos en las calles y algunas personas estaban robando armas a los soldados muertos. Los niños gritaban pidiendo ayuda. Fue como una pesadilla", declaró Mohammad Rahim, un residente local que dijo que la explosión causó la muerte de sus dos primas, ambas niñas en edad escolar. Inicialmente, autoridades locales habían estimado en 90 el número de muertos por el ataque, pero luego calcularon que la cifra sería de entre 50 y 90.
Según explicaron, algunos heridos se encuentran en gravísimo estado y por consiguiente la cifra de muertos podría aumentar. "Enemigos de la paz" El atentado fue duramente condenando por el presidente Hamid Karzai, que en un comunicado expresó su "profundo dolor por la muerte de parlamentarios, mujeres y niños inocentes". Afirmó que los autores del ataque fueron "los enemigos de la paz y la seguridad en Afganistán", los términos con los que las autoridades suelen referirse a los talibanes. Sin embargo, Yousif Ahmadi, uno de los voceros del grupo insurgente, negó la participación de los rebeldes en el atentado, el cual condenó. También Estados Unidos y la OTAN repudiaron el sangriento hecho. "El atentado terrorista de hoy [por ayer] es un despreciable acto de cobardía y nos recuerda quién es el enemigo", señaló Dana Perino, vocera de la Casa Blanca. "El ataque no debilitará la determinación del pueblo afgano para reconstruir su país", dijo, por su parte, Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la alianza atlántica. Con más de 120 atentados suicidas cometidos en el país -atribuidos principalmente a los talibanes-, que han dejado más de 5700 muertos, este año fue el más sangriento desde la invasión aliada en 2001, que derrocó al régimen talibán.
En lo que va de 2007, el atentado con más víctimas hasta ayer había tenido lugar en junio, cuando 35 personas murieron y otras tantas resultaron heridas al estallar una bomba en el interior de un ómnibus, en Kabul. La mayoría de los ataques y enfrentamientos en Afganistán se concentran en el sur del país, donde los talibanes mantienen sus principales fuerzas. El Norte, hasta ayer, había permanecido a salvo de la escalada de violencia que azota a Afganistán desde que los talibanes reanudaron su lucha, hace dos años, con el propósito de derrocar al gobierno de Karzai y desplazar a los alrededor de 50.000 soldados extranjeros que están en el país.

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