martes, abril 08, 2008

Nuevas paradojas latinoamericanas

América Latina atraviesa por un momento curioso. Por un lado, en materia de crecimiento económico, consolidación de la democracia representativa, reducción de la pobreza, ensanchamiento de la clase media y respeto por los derechos humanos, hace decenios que las cosas no iban tan bien. Entre 2004 y 2007 se han alcanzado tasas de expansión desconocidas desde los años setenta; con la excepción de Cuba, y con todos los asegures que se quiera en algunos países, el poder se conquista en las urnas y las libertades fundamentales se protegen. Las debilidades indudables de este panorama están a la vista -crecimiento gracias al boom de commodities, tentaciones autoritarias en varias naciones, persistencia de niveles de desigualdad intolerables, violencia e inseguridad omnipresentes. Pero no hay comparación con el último medio siglo. América Latina sufre ahora numerosos conflictos entre países y dentro de cada país.

La independencia es difícil porque los monopolios son más fuertes que nunca. Y sin embargo, perduran dos retos ancestrales de la región, en cuya solución no parece haber avances significativos. En primer término, hace una eternidad que la zona no padecía tantos conflictos entre países, y dentro de sus países. Chile y Bolivia, Chile y Perú, Colombia y Venezuela, Colombia y Nicaragua, Colombia y Ecuador, Venezuela de una manera u otra con todo el mundo (incluyendo a España): el número de enfrentamientos fronterizos, históricos, limítrofes, marítimos y políticos es impresionante. Y en el seno de casi cada sociedad latinoamericana, la situación se ha polarizado a extremos inéditos desde lustros atrás: Bolivia y la secesión "goya", los estudiantes chilenos, México y las secuelas de la elección presidencial de 2006, Venezuela y su polarización exacerbada por los repetidos excesos de Chávez, Ecuador, Nicaragua, El Salvador en el horizonte, son todos ellos ejemplos de niveles de extrema tensión interna.

Siga leyendo el artículo del ex Canciller de México, Jorge Castañeda, publicado en el diario El País de España

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