Después de seis semanas de pausa electoral, la más larga desde que se iniciaron las primarias aquel 3 de enero en Iowa, Barack Obama y Hillary Clinton volverán a medir sus fuerzas mañana en Pennsylvania, el estado más populoso y decisivo de los que quedan aún por votar. En total, se atribuirán 158 delegados.
De acuerdo con la mayoría de expertos, Hillary es la gran favorita para llevarse la victoria en este estado por diversas razones. Para empezar, todas las encuestas de las últimos días la dan como ganadora, si bien el margen varía entre el 3% y el 9%. Aunque Obama fue capaz de recortarle casi veinte puntos hace un mes, los diversos escándalos que han sacudido su campaña, como el de su polémico pastor, consiguieron frenar su ascenso en seco.
Además, la demografía del estado es claramente favorable a la ex primera dama, pues predominan aquellos grupos sociales que le han dado su apoyo de forma inequívoca en las pasadas contiendas. Pennsylvania es el segundo estado del país con una media de edad más elevada -sólo superado por Florida, lugar de retiro dorado para decenas de miles de jubilados-, y cuenta con un importante grueso de población de renta media-baja y trabajadores industriales.
De ahí que, a pesar de situarse a un distancia reversible en las encuestas, sobre todo teniendo en cuenta que aún hay un 10% de indecisos, la victoria de Obama sería una sorpresa mayúscula. No obstante, Obama ha puesto toda la carne en el asador en el estado conocido como 'la piedra angular', consciente de que una inesperada victoria en 'a domicilio' podría convertirle ya en el nominado virtual del partido. En todo caso, su esfuerzo habrá valido la pena si consigue una derrota ajustada, pues le permitirá mantener una posición favorable respecto a su contrincante en la carrera a la Casa Blanca.
Y es que, ante la imposibilidad de alcanzar a Obama en el número de delegados elegidos de forma directa –su ventaja es de unos 150, y quedan menos de 600-, Hillary necesita una victoria aplastante para convencer a los superdelegados que ella será mejor candidata para vencer a McCain. Como es casi imposible que Obama obtenga los 2.025 delegados para hacerse matemáticamente con la nominación, los superdelegados serán los que acabarán decidiendo con sus votos el nominado demócrata.
Así pues, en el margen de la esperada victoria de Hillary residirá la clave de la influencia de Pennsylvania en estas maratonianas primarias. Por esta razón, durante las últimas horas ambos aspirantes se han lanzado a la caza de los indecisos a través de agresivas campañas publicitarias con ataques personales directos.
A estas alturas, el panorama en Pennsylvania recuerda mucho el de Texas y Ohio. Allí, en los días previos a la votación Obama le pisaba los talones a Hillary, que optó a última hora por enfatizar el riesgo que suponía una presidencia de su rival debido a su juventud en el ya famoso anuncio de la llamada a las 3 de la madrugada. La campaña negativa contra Obama funcionó, y la Clinton se llevó la gran mayoría de indecisos.
Esta vez Obama no ha querido ser menos y, tras haber sido atacado duramente por el equipo de Hillary a causa de sus comentarios sobre la "amargura de la América rural", ha contraatacado con unos anuncios que critican el plan de reforma sanitaria de su rival, y el hecho de que acepte donaciones de los lobbies que representan los intereses de las grandes empresas.
Al ser preguntado sobre si estos ataques no contradicen uno de los leit motivs de su campaña, cambiar la forma de hacer política en Washington, el candidato se justificó con un símil baloncestístico, una de sus grandes pasiones: "A veces cuando a uno le dan varios codazos, eventualmente empieza a devolverlos".
Un par de semanas después de Pennsylvania, celebrarán sus primarias Indiana y Carolina del Sur, que elegirán a más de 180 delegados. Mientras en Carolina del Sur Obama parte como gran favorito gracias a su elevado porcentaje de población afroamericana, en Indiana las encuestas pronostican un empate técnico.
Fuente: Diario El Mundo de España
De acuerdo con la mayoría de expertos, Hillary es la gran favorita para llevarse la victoria en este estado por diversas razones. Para empezar, todas las encuestas de las últimos días la dan como ganadora, si bien el margen varía entre el 3% y el 9%. Aunque Obama fue capaz de recortarle casi veinte puntos hace un mes, los diversos escándalos que han sacudido su campaña, como el de su polémico pastor, consiguieron frenar su ascenso en seco.
Además, la demografía del estado es claramente favorable a la ex primera dama, pues predominan aquellos grupos sociales que le han dado su apoyo de forma inequívoca en las pasadas contiendas. Pennsylvania es el segundo estado del país con una media de edad más elevada -sólo superado por Florida, lugar de retiro dorado para decenas de miles de jubilados-, y cuenta con un importante grueso de población de renta media-baja y trabajadores industriales.
De ahí que, a pesar de situarse a un distancia reversible en las encuestas, sobre todo teniendo en cuenta que aún hay un 10% de indecisos, la victoria de Obama sería una sorpresa mayúscula. No obstante, Obama ha puesto toda la carne en el asador en el estado conocido como 'la piedra angular', consciente de que una inesperada victoria en 'a domicilio' podría convertirle ya en el nominado virtual del partido. En todo caso, su esfuerzo habrá valido la pena si consigue una derrota ajustada, pues le permitirá mantener una posición favorable respecto a su contrincante en la carrera a la Casa Blanca.
Y es que, ante la imposibilidad de alcanzar a Obama en el número de delegados elegidos de forma directa –su ventaja es de unos 150, y quedan menos de 600-, Hillary necesita una victoria aplastante para convencer a los superdelegados que ella será mejor candidata para vencer a McCain. Como es casi imposible que Obama obtenga los 2.025 delegados para hacerse matemáticamente con la nominación, los superdelegados serán los que acabarán decidiendo con sus votos el nominado demócrata.
Así pues, en el margen de la esperada victoria de Hillary residirá la clave de la influencia de Pennsylvania en estas maratonianas primarias. Por esta razón, durante las últimas horas ambos aspirantes se han lanzado a la caza de los indecisos a través de agresivas campañas publicitarias con ataques personales directos.
A estas alturas, el panorama en Pennsylvania recuerda mucho el de Texas y Ohio. Allí, en los días previos a la votación Obama le pisaba los talones a Hillary, que optó a última hora por enfatizar el riesgo que suponía una presidencia de su rival debido a su juventud en el ya famoso anuncio de la llamada a las 3 de la madrugada. La campaña negativa contra Obama funcionó, y la Clinton se llevó la gran mayoría de indecisos.
Esta vez Obama no ha querido ser menos y, tras haber sido atacado duramente por el equipo de Hillary a causa de sus comentarios sobre la "amargura de la América rural", ha contraatacado con unos anuncios que critican el plan de reforma sanitaria de su rival, y el hecho de que acepte donaciones de los lobbies que representan los intereses de las grandes empresas.
Al ser preguntado sobre si estos ataques no contradicen uno de los leit motivs de su campaña, cambiar la forma de hacer política en Washington, el candidato se justificó con un símil baloncestístico, una de sus grandes pasiones: "A veces cuando a uno le dan varios codazos, eventualmente empieza a devolverlos".
Un par de semanas después de Pennsylvania, celebrarán sus primarias Indiana y Carolina del Sur, que elegirán a más de 180 delegados. Mientras en Carolina del Sur Obama parte como gran favorito gracias a su elevado porcentaje de población afroamericana, en Indiana las encuestas pronostican un empate técnico.
Fuente: Diario El Mundo de España
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