Con el objetivo de reforzar la seguridad en Afganistán, donde la violencia ha recrudecido en los últimos meses, el gobierno de George W. Bush se dispone a acelerar la retirada de tropas de Irak, donde las fuerzas locales han aumentado su control sobre el país en el último año.
Según informó ayer el diario The New York Times , Bush ordenaría a partir de septiembre una nueva retirada de tropas de Irak. Antes del fin de su mandato, el 20 de enero próximo, espera haber traído de regreso hasta tres de las 15 brigadas que aún están combatiendo en Irak, con lo que el número de soldados desplegados caería de los 170.000 que había el año pasado a cerca de 120.000.
La decisión, que estaría motivada por el drástico aumento en la cantidad de bajas en Afganistán, donde ayer murieron nueve soldados norteamericanos más, también podría tener un fuerte impacto en la campaña presidencial norteamericana, ya que el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama mantienen posturas muy distintas en cuanto a la estrategia por seguir en el conflicto iraquí.
El pico máximo de tropas norteamericanas en Irak desde la invasión de 2003 fue de 170.000, y tuvo lugar el año pasado tras el envío de cinco brigadas especiales para hacer frente a un brote de violencia. Esas cinco brigadas empezaron a volver en los últimos meses, lo que parece confirmar la tendencia de Washington a retirar tropas.
"El secretario de Defensa Robert Gates espera que las condiciones en Irak permitan nuevas retiradas este año, y los continuos progresos en materia de seguridad sugieren que esto debería ser posible", dijo el vocero del Pentágono, Geoff Morrell, en un comunicado.
"Pero ninguna decisión ha sido tomada", aclaró, y agregó que el general David Petraeus, el máximo responsable militar en Irak, evaluará la situación en el país antes de formular en septiembre una recomendación sobre el número de tropas.
En los últimos meses, la violencia en Irak ha caído a los niveles más bajos desde 2004, y según el ejército iraquí los ataques en todo el país bajaron un 85% desde el año pasado.
Ayer, el gobierno iraquí se manifestó listo para lanzar una importante ofensiva contra insurgentes en la provincia de Diyala. Se trata de la última de una serie de operaciones de seguridad lideradas por iraquíes este año, destinadas a instalar la autoridad del gobierno en áreas que estaban en manos de insurgentes, como Mosul, Basora y Maysan.
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Según informó ayer el diario The New York Times , Bush ordenaría a partir de septiembre una nueva retirada de tropas de Irak. Antes del fin de su mandato, el 20 de enero próximo, espera haber traído de regreso hasta tres de las 15 brigadas que aún están combatiendo en Irak, con lo que el número de soldados desplegados caería de los 170.000 que había el año pasado a cerca de 120.000.
La decisión, que estaría motivada por el drástico aumento en la cantidad de bajas en Afganistán, donde ayer murieron nueve soldados norteamericanos más, también podría tener un fuerte impacto en la campaña presidencial norteamericana, ya que el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama mantienen posturas muy distintas en cuanto a la estrategia por seguir en el conflicto iraquí.
El pico máximo de tropas norteamericanas en Irak desde la invasión de 2003 fue de 170.000, y tuvo lugar el año pasado tras el envío de cinco brigadas especiales para hacer frente a un brote de violencia. Esas cinco brigadas empezaron a volver en los últimos meses, lo que parece confirmar la tendencia de Washington a retirar tropas.
"El secretario de Defensa Robert Gates espera que las condiciones en Irak permitan nuevas retiradas este año, y los continuos progresos en materia de seguridad sugieren que esto debería ser posible", dijo el vocero del Pentágono, Geoff Morrell, en un comunicado.
"Pero ninguna decisión ha sido tomada", aclaró, y agregó que el general David Petraeus, el máximo responsable militar en Irak, evaluará la situación en el país antes de formular en septiembre una recomendación sobre el número de tropas.
En los últimos meses, la violencia en Irak ha caído a los niveles más bajos desde 2004, y según el ejército iraquí los ataques en todo el país bajaron un 85% desde el año pasado.
Ayer, el gobierno iraquí se manifestó listo para lanzar una importante ofensiva contra insurgentes en la provincia de Diyala. Se trata de la última de una serie de operaciones de seguridad lideradas por iraquíes este año, destinadas a instalar la autoridad del gobierno en áreas que estaban en manos de insurgentes, como Mosul, Basora y Maysan.
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