La tensión política en torno a la pelea por las retenciones móviles aumentó en las últimas horas ante el inicio de lo que será una semana clave para el conflicto que el Gobierno mantiene con las entidades rurales y que tendrá su punto culminante mañana y pasado mañana.
Los preparativos para los actos que mañana harán, por un lado, los ruralistas y, por otro, el oficialismo y para el comienzo de la discusión en el recinto del Senado del proyecto impulsado por el Poder Ejecutivo, que se largará pasado mañana, potenciaron el clima de fricción entre el agro y el Gobierno.
Ayer, en varios puntos del país se realizaron actos, protestas y "tractorazos" al costado de las rutas como preparativos de la movilización a la Capital para asistir, mañana, al acto que el campo realizará ante el Monumento de los Españoles para reclamar la modificación del actual esquema de retenciones.
Además, el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Ricardo Buryaile, calificó de "triste y lamentable" la marcha convocada para el mismo día y a la misma hora, las 15, por el presidente del PJ, Néstor Kirchner. "Cualquier alteración del orden ya se sabe de dónde va a venir", agregó.
Buryaile hizo así clara alusión a que cualquier incidente tendrá como escenario la denominada "contramarcha" oficial, que se concentrará en la Plaza del Congreso y tiene como objetivo la defensa del proyecto que la Cámara de Diputados aprobó la semana pasada, que ahora el kirchnerismo pretende convertir en ley en la Cámara alta.
La respuesta oficialista no se hizo esperar. El diputado nacional Edgardo Depetri (FPV-Buenos Aires) respondió ayer que si algo alteró el orden social fueron los cortes de ruta que llevaron a cabo los productores rurales hasta que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento su proyecto de retenciones móviles.
"El orden en una sociedad se altera cuando se cortan rutas, se desabastece el mercado y se impide transitar libremente a las personas o que los medicamentos lleguen a los hospitales", afirmó uno de los principales escuderos en la estrategia kirchnerista de responder con críticas a las protestas y cuestionamientos de los dirigentes ruralistas.
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Los preparativos para los actos que mañana harán, por un lado, los ruralistas y, por otro, el oficialismo y para el comienzo de la discusión en el recinto del Senado del proyecto impulsado por el Poder Ejecutivo, que se largará pasado mañana, potenciaron el clima de fricción entre el agro y el Gobierno.
Ayer, en varios puntos del país se realizaron actos, protestas y "tractorazos" al costado de las rutas como preparativos de la movilización a la Capital para asistir, mañana, al acto que el campo realizará ante el Monumento de los Españoles para reclamar la modificación del actual esquema de retenciones.
Además, el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Ricardo Buryaile, calificó de "triste y lamentable" la marcha convocada para el mismo día y a la misma hora, las 15, por el presidente del PJ, Néstor Kirchner. "Cualquier alteración del orden ya se sabe de dónde va a venir", agregó.
Buryaile hizo así clara alusión a que cualquier incidente tendrá como escenario la denominada "contramarcha" oficial, que se concentrará en la Plaza del Congreso y tiene como objetivo la defensa del proyecto que la Cámara de Diputados aprobó la semana pasada, que ahora el kirchnerismo pretende convertir en ley en la Cámara alta.
La respuesta oficialista no se hizo esperar. El diputado nacional Edgardo Depetri (FPV-Buenos Aires) respondió ayer que si algo alteró el orden social fueron los cortes de ruta que llevaron a cabo los productores rurales hasta que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento su proyecto de retenciones móviles.
"El orden en una sociedad se altera cuando se cortan rutas, se desabastece el mercado y se impide transitar libremente a las personas o que los medicamentos lleguen a los hospitales", afirmó uno de los principales escuderos en la estrategia kirchnerista de responder con críticas a las protestas y cuestionamientos de los dirigentes ruralistas.
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