lunes, julio 28, 2008

¿Qué será lo que quiere Chávez?

Definitivamente, el temperamento sí que cuenta en política. Como cuentan el cálculo y la estrategia. La muestra son las acciones recientes del presidente venezolano, Hugo Chávez, en asuntos internacionales, que no dejan de sorprender. Y que deben plantear preguntas de fondo sobre hacia dónde va el impulsivo y habilidoso coronel.

Chávez ha dado algunos bandazos notables. De insultar a Uribe por todos los canales a su alcance, pasó a reunirse con él y a retomar la relación, haciendo borrón y cuenta nueva. De su indignación con el rey de España, después de que este le espetó su famoso "¿por qué no te callas?", acaba de dar la voltereta de recibirle, en visita a la 'madre patria', una camiseta estampada con esa frase, en medio de chistes e invitaciones a irse juntos a la playa. Días antes, había dado un giro aún más notable, al insinuar a Estados Unidos que podría estar dispuesto a retomar la colaboración en materia antinarcóticos, rota desde que el mismo Chávez decidió que la DEA era indeseable en Venezuela.

Paralelamente, en el mismo viaje a España y Portugal, fue luego a Moscú y Minsk (Bielorrusia), desde donde envió señales opuestas. Justificó nuevas compras de armas en Rusia -esta vez se habla de submarinos diésel, clase Kilo, y de baterías antiaéreas Tor, como las que Rusia vende a Irán- con el argumento de que su país se siente amenazado por Estados Unidos. Y reiteró su amistad con Alexander Lukashenka, el presidente bielorruso, considerado una suerte de paria en Europa por su mandato dictatorial.

Señales amistosas y reconciliaciones, por un lado, y declaraciones ruidosas y compras de armas, por el otro. ¿De qué se trata entonces? No poco hay de 'petropragmatismo': Chávez habló de jugosos negocios petroleros con el presidente del gobierno español, con Rusia -con la que acordó concesiones en el Orinoco- y con Bielorrusia. Más allá de su retórica, el venezolano es, por lo visto, todo un vendedor. Pero también hay señales diplomáticas que insinúan un nuevo tono. Aún es pronto para saber con certeza a dónde va el imprevisible coronel. Pero, por ahora, quizá lo mejor sería seguir el consejo del recién posesionado canciller colombiano, Jaime Bermúdez: 'cogerle la caña' a esta nueva transparencia de Hugo Chávez...

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