El escándalo sigue creciendo. Cada día, nuevos testimonios recogidos por la fiscalía de Bari y por los periódicos revelan más datos y abren nuevos interrogantes. La explosiva mezcla de cocaína y prostitutas del Este de Europa se cierne sobre el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, acorralado por su peculiar idea de la privacidad.
El escándalo sigue creciendo. Cada día, nuevos testimonios recogidos por la fiscalía de Bari y por los periódicos revelan más datos y abren nuevos interrogantes. La explosiva mezcla de cocaína y prostitutas del Este de Europa se cierne sobre el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, acorralado por su peculiar idea de la privacidad. La rebelión de las meretrices ha aportado luz a las fiestas nocturnas organizadas por Berlusconi tanto en Roma como en Cerdeña, e Italia se prepara para lo peor. Los indicios sobre el consumo de cocaína abundan en las llamadas interceptadas por los jueces.
En una de ellas, Gianpaolo Tarantini, el empresario de 34 años amigo de Berlusconi investigado por corrupción en el sector sanitario y por inducción a la prostitución, promete a una chica "una noche de sexo y droga". En otras llamadas, Tarantini habla de cientos de invitados a una "fiesta blanca", y cita el nombre de Nick. Según la fiscalía, se trata del camello de la gente bien de Puglia. Hay también conversaciones entre Tarantini y Berlusconi; todavía no han trascendido las frases, pero Il Corriere della Sera afirma: "Hablan de chicas y fiestas en tono bromista y alegre".
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El escándalo sigue creciendo. Cada día, nuevos testimonios recogidos por la fiscalía de Bari y por los periódicos revelan más datos y abren nuevos interrogantes. La explosiva mezcla de cocaína y prostitutas del Este de Europa se cierne sobre el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, acorralado por su peculiar idea de la privacidad. La rebelión de las meretrices ha aportado luz a las fiestas nocturnas organizadas por Berlusconi tanto en Roma como en Cerdeña, e Italia se prepara para lo peor. Los indicios sobre el consumo de cocaína abundan en las llamadas interceptadas por los jueces.
En una de ellas, Gianpaolo Tarantini, el empresario de 34 años amigo de Berlusconi investigado por corrupción en el sector sanitario y por inducción a la prostitución, promete a una chica "una noche de sexo y droga". En otras llamadas, Tarantini habla de cientos de invitados a una "fiesta blanca", y cita el nombre de Nick. Según la fiscalía, se trata del camello de la gente bien de Puglia. Hay también conversaciones entre Tarantini y Berlusconi; todavía no han trascendido las frases, pero Il Corriere della Sera afirma: "Hablan de chicas y fiestas en tono bromista y alegre".
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