Gritos contra el capitalismo. El arranque de la cumbre ha estado marcado por los gritos contra el capitalismo. AP - 2009-09-
La mayor crisis económica en medio siglo, que empieza a aflojar tras golpear muy duro, fue, antes que nada, financiera. Cuando quedó claro que muchos bancos habían colocado millones en activos arriesgados y opacos, sin valor tras el desplome inmobiliario, el crédito se batió en retirada y causó estragos.
La mayor crisis económica en medio siglo, que empieza a aflojar tras golpear muy duro, fue, antes que nada, financiera. Cuando quedó claro que muchos bancos habían colocado millones en activos arriesgados y opacos, sin valor tras el desplome inmobiliario, el crédito se batió en retirada y causó estragos. En Londres, el G-20 acordó sanear la raíz del problema con la puesta en marcha de una regulación mucho más estricta. Pero ante la nueva cita del club de los países ricos y emergentes, que comenzó ayer en Pittsburgh, EE UU presiona para poner otro protagonista en escena: la excesiva dependencia de otras grandes economías, como China, Alemania o Japón, del voraz consumismo estadounidense.
El agujero financiero pasó desapercibido para los supervisores de los mercados hasta que fue demasiado tarde. Pero muchos expertos señalan que fue la abundancia de dinero barato lo que hizo que el agujero creciera de forma descomunal. Ahí se culpa a unos tipos de interés demasiado bajos. Y, sobre todo, al desequilibrio en las pautas de crecimiento: el exceso de reservas de grandes países exportadores o productores de petróleo ha garantizado combustible al endeudamiento estadounidense. Es un análisis muy extendido, pero la insistencia de EE UU en que el G-20 debe adoptar ya medidas contra esa nociva relación levanta suspicacias. "No hay que buscar temas alternativos, lo importante es la regulación de los mercados financieros", advirtió ayer la canciller alemana, Angela Merkel.
La cumbre de Pittsburgh, que se puso en marcha a última hora de ayer con una cena oficial, está llamada a poner negro sobre blanco el acuerdo adoptado por el G-20 en abril para desarrollar normas que limiten el riesgo excesivo en las inversiones de la banca y dar más poder a los supervisores. Merkel, que habló con la prensa en Berlín antes de partir a EE UU, dejó claro que no quiere cortinas de humo. "Pittsburgh será decisivo en determinar si la regulación financiera sigue siendo un tema esencial, para nosotros es el más importante", insistió la dirigente alemana.
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