Las elecciones del martes en una pequeña circunscripción del estado de Nueva York o para elegir a gobernadores en Virginia y Nueva Jersey constituyen un barómetro político para demócratas y republicanos al cumplirse un año de la elección del presidente Barack Obama.
Los republicanos tienen la mirada puesta en una elección local en el distrito 23 del norte del estado de Nueva York, donde se definirá un cargo vacante en la Cámara de Representantes en el Congreso federal.
Mientras tanto, los demócratas observarán con atención el desempeño de sus candidatos Jon Corzine y Creigh Deeds, en Nueva Jersey y Virginia respectivamente, como anticipo a las legislativas del 2010.
En Nueva York, lo que está en juego va mucho más allá del escaño en el Congreso. Es la definición del alma del partido Republicano, devastado por el triunfo de Obama y la actual hegemonía demócrata en el Congreso. Según una encuesta del canal CNN, sólo un 36 por ciento de los norteamericanos tienen actualmente una imagen favorable de los republicanos. Sin embargo, la desgracia de unos no hace la felicidad de otros: la popularidad de Obama, según una encuesta Gallup de la semana pasada, cayó de un 62 por ciento a un 51 por ciento entre su segundo y tercer trimestre en la Casa Blanca.
Al demócrata favorito Bill Owens se oponían en Nueva York la candidata oficial republicana, la moderada Dede Scozzafava y uno del Partido Conservador, Douglas Hoffman, impulsado por el ala derecha de los republicanos. Pero Scozzafava anunció el sábado que retiraba su candidatura al constatar que las encuestas le eran desfavorables. Detrás de la opción conservadora se colocan la ex gobernadora de Alaska Sarah Palin y el gobernador de Minnesota Tim Pawlenty -ambos considerados posibles aspirantes a la Casa Blanca en 2012- y el ex congresista Dick Armey.
A favor de Dede Scozzafava había figuras como la de Newt Gingrich, ahora desplazado más al centro del espectro político por ser partidario de no perder el voto de los moderados como estrategia para 2010 y 2012.
Según Karl Rove, quien fuera estratega del ex presidente George W. Bush, "las elecciones del martes aportarán la prueba más tangible de qué tan fuerte es la contraofensiva [republicana] y qué tan temerosos tienen que estar los demócratas para el 2010''. "Para los republicanos --agregó Rove en una columna publicada el jueves pasado en The Wall Street Journal-- parece ser que la esperanza y el cambio están en camino''. El año próximo, un tercio del Senado, toda la Cámara de Representantes y más de dos tercios de los cargos de gobernador volverán a ponerse en juego en las urnas en las elecciones de mitad de mandato, cruciales para Barack Obama.
Lo que Obama y los demócratas medirán el martes, según algunos analistas, es sobre todo el grado de movilización de los electores para determinar si pueden contar o no para el 2010 con el entusiasmo del 2008.
Siga leyendo el artículo del diario El Nuevo Herald de Miami
Los republicanos tienen la mirada puesta en una elección local en el distrito 23 del norte del estado de Nueva York, donde se definirá un cargo vacante en la Cámara de Representantes en el Congreso federal.
Mientras tanto, los demócratas observarán con atención el desempeño de sus candidatos Jon Corzine y Creigh Deeds, en Nueva Jersey y Virginia respectivamente, como anticipo a las legislativas del 2010.
En Nueva York, lo que está en juego va mucho más allá del escaño en el Congreso. Es la definición del alma del partido Republicano, devastado por el triunfo de Obama y la actual hegemonía demócrata en el Congreso. Según una encuesta del canal CNN, sólo un 36 por ciento de los norteamericanos tienen actualmente una imagen favorable de los republicanos. Sin embargo, la desgracia de unos no hace la felicidad de otros: la popularidad de Obama, según una encuesta Gallup de la semana pasada, cayó de un 62 por ciento a un 51 por ciento entre su segundo y tercer trimestre en la Casa Blanca.
Al demócrata favorito Bill Owens se oponían en Nueva York la candidata oficial republicana, la moderada Dede Scozzafava y uno del Partido Conservador, Douglas Hoffman, impulsado por el ala derecha de los republicanos. Pero Scozzafava anunció el sábado que retiraba su candidatura al constatar que las encuestas le eran desfavorables. Detrás de la opción conservadora se colocan la ex gobernadora de Alaska Sarah Palin y el gobernador de Minnesota Tim Pawlenty -ambos considerados posibles aspirantes a la Casa Blanca en 2012- y el ex congresista Dick Armey.
A favor de Dede Scozzafava había figuras como la de Newt Gingrich, ahora desplazado más al centro del espectro político por ser partidario de no perder el voto de los moderados como estrategia para 2010 y 2012.
Según Karl Rove, quien fuera estratega del ex presidente George W. Bush, "las elecciones del martes aportarán la prueba más tangible de qué tan fuerte es la contraofensiva [republicana] y qué tan temerosos tienen que estar los demócratas para el 2010''. "Para los republicanos --agregó Rove en una columna publicada el jueves pasado en The Wall Street Journal-- parece ser que la esperanza y el cambio están en camino''. El año próximo, un tercio del Senado, toda la Cámara de Representantes y más de dos tercios de los cargos de gobernador volverán a ponerse en juego en las urnas en las elecciones de mitad de mandato, cruciales para Barack Obama.
Lo que Obama y los demócratas medirán el martes, según algunos analistas, es sobre todo el grado de movilización de los electores para determinar si pueden contar o no para el 2010 con el entusiasmo del 2008.
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