El operativo fue violento y hubo disparos, gases e insultos al interior del hospital de la Policía Nacional.
El presidente de la República, Rafael Correa, salió vivo como anunció en la mañana. Lo hizo en medio de un operativo combinado y con policías insubordinados que lo apuntaban a la cabeza amenanzándolo de muerte e insultándolo.
Mientras el susto y temor invadía al interior del Hospital de la Policía, luego del anuncio de que llegaron cientos de militares para rescatar al Jefe de Estado, a las 21:35, por el área de emergencias y escoltado por efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE).
Correa se embarcó en un Nissan Pathfinder plomo. El vehículo demoró cinco minutos en salir porque el chofer del auto presidencial estaba asustado por el tiroteo de los exteriores y abandonó el lugar. Regresó minutos después por la insistencia de los uniformados que liberaron al Presidente, previo a ello levantó las manos y mostró las llaves.
Los segundos, hasta que el motor se prendiera, fueron eternos. El Mandatario fue a empujones introducido en el auto. Los policías y militares se pusieron a los costados del vehículo como escudos para protegerlo.
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