A los dos años fue identificado como la reencarnación del XIII Dalai Lama, entronado en el palacio de Potala y convertido en el líder espiritual, religioso y político de su pueblo. Más de siete décadas después, Tenzin Gyatso ha decidido renunciar al menos a la tercera de esas responsabilidades.
"El Tíbet necesita un líder elegido libremente por el pueblo, ha llegado el momento de poner esto en práctica", declaraba en un discurso para conmemorar el aniversario de la revuelta tibetana que terminó con su exilio hace 52 años.
El Dalai Lama se retira sin ver logrados sus sueños de volver a pisar su tierra y conseguir para el Tíbet una autonomía que respete su cultura y garantice su supervivencia. El parlamento, establecido en la ciudad india de Dharamsala, aprobará en unos días las reformas constitucionales que permitirán aceptar su decisión. El siguiente paso será la elección democrática de un primer ministro que asuma sus funciones.
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