Pese a las cicatrices de la terrible campaña electoral, hoy casi todos los sectores democráticos se están pronunciando favorablemente en torno al primer Gabinete Ministerial del humalismo. También se aprecia positivamente que el oficialismo presida el Congreso.
Esta auspiciosa percepción guarda correlato con el cambio personalísimo que parece experimentar Ollanta. A lo largo de las elecciones sembró muchas dudas por su cercanía con el chavismo y la desconcertante mutación de sus planteamientos desde una posición de izquierda dura a una hoja de ruta conciliadora.
Especialmente tras su elección Humala tomó el camino sensato de convocar a técnicos independientes y concertar una alianza con Perú Posible, partido en ebullición pero que ya tiene raigambre popular. Asimismo, la visita a Estados Unidos y la gira latinoamericana parecen haberle sido especialmente útiles para entender que sí es posible un régimen democrático, de centroizquierda y con una verdadera economía social de mercado, sin incurrir en modelos desastrosos como los de Venezuela y Bolivia.
Consecuencia de esa nueva mirada es el Gabinete que claramente apunta a dos objetivos centrales: preservar, con correcciones no desvirtuantes, las políticas macroeconómicas que dan buen resultado a un país que sigue creciendo vertiginosamente desde hace más de una década; y, lanzar, en paralelo, programas de inclusión social que permitan cumplir los compromisos electorales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario