Carteles para reclamar "limpieza" y el fin de la corrupción, en una marcha en Brasilia. Foto: Reuters
Miles de personas salieron a las calles para protestar por los escándalos; piden a Dilma que profundice la "limpieza" en su gobierno. Al grito de "¡Paren de robar!", miles de brasileños indignados salieron a las calles ayer, día de la independencia, para protestar en contra de la corrupción en la administración pública y presionar a la presidenta Dilma Rousseff para que profundice la "limpieza" dentro de su gobierno.
Convocados principalmente a través de redes sociales de Internet, como Facebook y Twitter, los manifestantes aprovecharon los diversos actos por el día de la independencia para hacer oír con fuerza su voz en 35 ciudades de 17 estados.
La marcha más importante fue en Brasilia, donde participaron unas 25.000 personas con las caras pintadas de verde y amarillo, los colores de la bandera brasileña, y compitieron por la atención con el desfile militar encabezado por Dilma en la Explanada de los Ministerios.
"La corrupción es un cáncer que nos está comiendo por dentro; atenta contra el país que queremos ser, contra la imagen de potencia con la que sueñan nuestros políticos. No podemos convertirnos en un país desarrollado si toleramos la corrupción en el gobierno", afirmó a LA NACION el empresario Walter Magalhães, de 28 años, uno de los organizadores del evento en la capital.
Las caras pintadas de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, recordaron las protestas anticorrupción que exigían el juicio político al presidente Fernando Collor de Mello y que forzaron su renuncia, en 1992.
Se trató sin embargo de la primera vez que este tipo de acto se realiza el día de la independencia, y marcó un giro en la relación del pueblo con un gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), ya que durante los ocho años de mandato de Luiz Inacio Lula da Silva no hubo protestas así, pese a que su administración estuvo salpicada por varios escándalos de corrupción.
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