El gobernador de Tejas, Rick Perry, perdió súbitamente su condición de favorito en la carrera presidencial del Partido Republicano cuando, en un debate a finales del mes pasado, mostró lo que se consideró una posición blanda ante la inmigración ilegal. En medio de una oleada de medidas y declaraciones contra los inmigrantes en Estados Unidos, el combate a los indocumentados se ha convertido en una mayores prioridades de los programas electorales, especialmente entre los candidatos de la oposición, y en un asunto que puede decidir el nombre del próximo presidente.
Perry confesó en un debate electoral en Florida que su gobierno había permitido el acceso de los hijos de inmigrantes irregulares a las becas que su Estado ofrece para la educación. “Si usted dice que no debemos educar a los niños que se encuentran en nuestro Estado, no por culpa de ellos, sino porque los han traído, es que usted no tiene corazón”, le dijo el gobernador de Tejas a su principal contrincante, Mitt Romney. “Combatir la inmigración ilegal es tener corazón y tener también cerebro”, le contestó Romney.
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