Barack Obama ingresó anoche oficialmente en la campaña electoral norteamericana, tratando de resaltar el contraste con sus rivales republicanos, con la propuesta de una economía que atienda prioritariamente las necesidades de las clases medias y procure una mayor justicia distributiva. Frente a la batalla extremista que se libra en el campo contrario, el presidente intentó aparecer ante la nación como el único candidato confiable para gobernar desde el centro, atendiendo al interés general y con cierto sentido común.
Obama dejó claro en el importante discurso anual sobre el estado de la Unión, que Estados Unidos tiene que elegir entre dos modelos económicos. “Podemos optar por un país en el que a un grupo reducido de gente le va realmente bien, mientras a que un número creciente de norteamericanos no les alcance para llegar. O bien podemos restaurar una economía en la que todos tengan una parte justa, todos hagan su aportación y todos jueguen bajo las mismas reglas”, manifestó.
“Lo que está en juego no son valores demócratas o valores republicanos”, añadió, tratando de recuperar un papel por encima de la lucha partidista. “Lo que está en juego son los valores americanos. Esos son los que reclamamos”. Un elemento central de esos valores, explicó el presidente, es el de la igualdad de oportunidades, actualmente en peligro. “Es hora de aplicar las mismas reglas desde arriba hasta abajo”, advirtió. “No más rescates, no más ayudas”, dijo, para recordar el dinero invertido en el rescate de los bancos. “Un país construido para perdurar tiene que insistir en la responsabilidad para todos”.
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