miércoles, abril 25, 2012

La objeción de conciencia también mina el ejército sirio



Disminuye el tamaño del textoAumenta el tamaño del textoCuando Adnan recibió la convocatoria que le instaba a incorporarse a filas el 20 de octubre pasado su reacción fue inmediata. El joven, de 20 años, realiza un explícito gesto con las manos. El mismo que le llevó a romper en pedazos la misiva oficial.

Una significativa decisión para un muchacho que antes de la revuelta siria nunca dudó sobre la necesidad de realizar el servicio militar. "Pensaba que nuestro ejército formaba parte de la resistencia (contra Israel), pensaba que íbamos a recuperar el Golán (ocupado)", asegura sentado en un pequeño café frente al hospital de Trípoli que acaba de abandonar.

Para este estudiante de ingeniería industrial su determinación no se vio ni mucho menos inspirada por una desafección general hacia el estamento militar o las armas. De hecho, el joven se 'alistó' casi al mismo tiempo en lo que los rebeldes sirios pretenden que sean las "fuerzas armadas" de su algarada: el Ejército Libre de Siria (ELS).

"Me entrenaron durante dos semanas y después fui a combatir. Me hirieron en la pierna en Bab Amro. Lo que no quería era terminar en el ejército disparando contra el pueblo", recuerda.

Adnan asegura que su actitud no constituye un hecho aislado. Al contrario, según él forma parte de un comportamiento generalizado entre sus conocidos y compañeros de estudios. "Casi 50 de mis amigos han huido del país para evitar alistarse en el ejército".




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