La Cámara de Representantes respaldó durante la noche del martes (madrugada del miércoles en España), finalmente, el acuerdo aprobado un día antes por el Senado, con lo que Estados Unidos se salvó del abismo fiscal y se ha evitado una crisis económica de repercusión mundial. Ante la división de los congresistas republicanos, fueron necesarios los votos del Partido Demócrata para sacar adelante una ley, previamente pactada con Barack Obama, que incluye una subida de impuestos solo a los más ricos y prevé un breve aplazamiento de dos meses de los recortes de gastos que debían entrar el día 1 formalmente en efecto.
La ley, que en las próximas horas será firmada por Obama, pasó el trámite de la Cámara con 257 votos a favor y 167 en contra, pero solo 85 representantes del Partido Republicano, de 236, que tiene la mayoría, le dieron su apoyo, por lo que fueron necesarios 172 votos demócratas, casi la totalidad del grupo.
“Una de las premisas centrales de mi campaña era cambiar un sistema tributario demasiado favorable a los ricos, a expensas de los norteamericanos de clase media, y eso es precisamente lo que hemos hecho hoy gracias a los votos de demócratas y republicanos, con una ley que incrementa los impuestos sobre el 2% de norteamericanos que más dinero gana”, dijo el presidente Obama en una conferencia de prensa mantenida después del voto. “Reconozco que este es solo un paso en un esfuerzo más amplio para fortalecer la economía y ofrecer oportunidades a todos los ciudadanos. El déficit aun es demasiado elevado y aun estamos invirtiendo demasiado poco en las cosas necesarias para que crezca la economía”.
También para algunos demócratas de izquierdas, Obama había hecho una concesión excesiva al aceptar que la subida de impuestos —el tipo máximo pasa del 35% al 39,6%— se apliquen solo a partir de los 450.000 dólares anuales de ingresos, y no los 250.000, como inicialmente proponía la Casa Blanca.Una fuerte división en el seno del Partido Republicano ha retrasado la aprobación en la Cámara y ha obligado a su presidente, John Boehner, a sacar a votación el mismo texto enviado por el Senado, entre las críticas de varios congresistas conservadores que querían añadirle enmiendas. Como prueba de esa división, mientras Boehner, que normalmente no vota por su posición institucional, votó esta vez sí a la ley, el jefe del grupo republicano y número dos de la jerarquía conservadora en la Cámara, Eric Cantor, votó no.
Pero incluso esa barrera de los 450.000 fue inaceptable para muchos congresistas republicanos que, al comienzo de esta legislatura, hicieron público juramento de no apoyar jamás un aumento de impuestos.
Las objeciones republicanas no tienen que ver solo con los impuestos. También se quejan de que el aumento de la presión fiscal a los ricos no vaya acompañada de ningún recorte de gasto social ni de compromisos siquiera de hacerlos en el futuro. Durante varias horas, en el debate de este martes, se intentó añadirle al texto del Senado la obligatoriedad de un recorte de 300.000 millones de dólares de gasto social, pero esta opción no tuvo el respaldo suficiente.
La ley aprobada, no solo no recoge esas reducciones, sino que prolonga durante un año el seguro de desempleo que cobran dos millones de personas y retrasa la aplicación de otros 110.000 millones de dólares de recortes de gastos.
Ese retraso es, al mismo tiempo, el anuncio de que estaremos de nuevo dentro de dos meses ante una batalla similar a la de estas inolvidables navidades. En dos meses, EE UU alcanzará su techo de deuda y el estado se quedará sin dinero para pagar a empleados y acreedores. La próxima tormenta, por tanto, está a la vuelta de la esquina.
Fuente. DIARIO EL PAÍS DE ESPAÑA
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