El fuego sigue fuera de control. A cinco días del comienzo de los incendios forestales en las sierras de Córdoba, las llamas llegaron ayer hasta algunas localidades como Villa Yacanto –en el valle de Calamuchita– y La Granja, en la zona de las Sierras Chicas, a pocos kilómetros de esta Capital. Además, pasaron por los bordes de localidades como Villa Ciudad de América y Cosquín, donde se prendió fuego el basural.
Anoche el saldo del desastre era de dos heridos graves; 30 casas y cabañas destruidas por las llamas; más de 500 evacuados; y más de 20 mil hectáreas quemadas (lo que ya casi representa la superficie total de la Ciudad de Buenos Aires). Es la peor tragedia climática de los últimos años. Hasta el propio gobernador José de la Sota señaló que “sólo la lluvia podrá ayudarnos a detener el fuego” (ver página 4).
“Las altas temperaturas producen mayor combustión y el problema adicional que el humo no se eleva y queda abajo, por lo que tenemos poca visibilidad y los aviones no pueden operar”, graficó desde el corazón de los incendios, el ministro de Seguridad, Alejo Paredes. Por otra parte “las temperaturas elevadas, provocan turbulencias y no se puede volar. Entonces preferimos que venga el viento y disipe el humo. Pero el viento, a su vez, aviva los incendios. Estamos en una situación muy complicada”, aseguró el ministro a Clarín.
El funcionario recordó que “tenemos más de un millón de pinos caídos en el piso, que son un material altamente combustible”.
Por su parte, el biólogo Raúl Montenegro, director de la Fundación de Defensa del Medio Ambiente, explicó que “las altas temperaturas de estos días y la falta de agua en las cuencas hídricas hacen que Córdoba tenga una nula resistencia a las alteraciones climáticas. Nuestra provincia no tiene capacidad de resistencia a cualquier situación de disturbio ambiental, como son estos incendios”.
Montenegro destacó que “los vientos de 80 kilómetros por hora con temperaturas de 40º hacen que la poca agua que hay se evapore, se vaya a la atmósfera y no quede en las cuencas hídricas. Y los incendios como los de estos días hacen que la situación empeore en un futuro próximo.
Vamos a tener un verano con las cuencas hídricas más secas aún”.
Ayer, la situación en Córdoba mostró altibajos: el fuego rodeó a la pequeña localidad de Yacanto, donde hubo viviendas y más cabañas destruidas, pero el fuego fue extinguido. Un dato de la movilidad de los focos es que el predio donde se montó el campamento el lunes, ayer ya estaba carbonizado.
Con cuatro focos grandes activos, la situación está muy complicada. Por caso, surgieron dos nuevas zonas de peligro que podrían empeorar hoy, dependiendo del viento: en la localidad de La Granja ayer hubo dos casas afectadas; y en la zona de Cosquín y Bialet Massé, las llamas bajaron desde el cerro Pan de Azúcar y llegaron a los bordes urbanos.
En Villa Ciudad de América, algunas viviendas de la periferia fueron arrasadas por el fuego, que incluso llegó a cruzar la Ruta 5 en su infernal paso. En la zona de El Durazno, al sur de Villa General Belgrano, también hubo que evacuar gente por las llamas. Y el otro foco que amenaza a las poblaciones cercanas es el de Alpa Corral, en el sur provincial, a 70 kilómetros al norte de Río Cuarto.
“Nuestra prioridad es salvar las vidas humanas. Los bomberos hacen cordones para que el fuego no llegue a las poblaciones. Trabajamos por aire y por tierra. Pero esperamos una lluvia salvadora”, se esperanza Paredes.
Durante la noche de ayer y la madrugada de hoy las guardias de bomberos siguieron operando con una única misión: frenar el avance del fuego.
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