Los invito a leer este artículo de opinión de Carlos M. Bastos parael diario LA NACION de Buenos Aires:
En el sector de energía, el Gobierno, al igual que el personaje de Gabriel García Márquez en su novela Crónica de una muerte anunciada, parece ser el único que no sabe que la muerte se avecina. Han bastado unos pocos días de frío intenso para que el sistema colapsara, y eso no se ha debido a ninguna situación anormal; simplemente la demanda ha superado las posibilidades de los equipos instalados, tanto en el sector de gas como en el eléctrico.
Hace ya varios años que desde distintos ámbitos se venía advirtiendo al Gobierno que esto sucedería, pero hizo oídos sordos hasta que, finalmente, la realidad se ha impuesto sobre el voluntarismo. Sin embargo, lo peor está por venir, porque el Gobierno se encuentra atrapado en un dilema que él mismo ha creado y del que no le resultará fácil salir. Acompañando la pesificación de 2002, se tomó la decisión de congelar las tarifas que pagan los usuarios finales. Esta decisión, que se mantiene hasta el día de hoy, para los consumos domésticos y pequeñas demandas, ha tenido varios efectos. Entre los principales tenemos, primero, un aumento de la demanda en demasía, al mismo tiempo que la energía se encarece en todo el mundo, a causa de la suba del petróleo, y se imponen políticas conservacionistas. Segundo, que para lograr ese congelamiento el Gobierno dejó de reconocer los costos de las inversiones ya realizadas, obstaculizando por esa razón la instalación de nuevos equipamientos.
En abril de 2004 hubo una alerta temprana de los problemas que se vislumbraban debido a esa política; no obstante, el Gobierno redobló la apuesta y decidió intervenir en la operación de los mercados. Para ello, realizó acuerdos con Bolivia para importar gas, mientras desconocía al mismo tiempo los acuerdos firmados con Chile, restringiendo las exportaciones a ese país. Compró fueloil a Venezuela con cargo al presupuesto general para subsidiar el sector eléctrico. Creó los fondos fiduciarios para costear nuevas inversiones en gasoductos y las ampliaciones del sector eléctrico.