El Gobierno de Estados Unidos asegura disponer de múltiples pruebas –fotos, vídeos, conversaciones de funcionarios del régimen, imágenes de satélite, declaraciones de testigos presenciales, informes médicos y de organizaciones no gubernamentales, datos de servicios de espionaje-, algunas de las cuales no pueden ser expuestas al público por razones de seguridad, que “demuestran con alta confianza que el Gobierno sirio perpetró el ataque contra elementos de la oposición en las afueras de Damasco el 21 de agosto”.
El secretario de Estado, John Kerry, encargado de hacer públicas esas pruebas “para que cada uno pueda juzgar por sí mismo”, afirmó que se trata de un material lo suficientemente concluyente como para obligar a la comunidad internacional a dar una respuesta firme, no solo con el objetivo de que dejar claro al régimen sirio que ese comportamiento es intolerable, sino también para que otros países –mencionó a Irán, Corea del Norte y el grupo Hezbolá- sepan que el uso de armamento de destrucción masiva no quedará impune.